China indicó que por ahora no planea modificar su política monetaria pese a la desaceleración de su crecimiento, mientras que varios bancos centrales bajaron sus tasas de interés para apoyar la economía.
En plena guerra comercial con Washington, el crecimiento del PIB chino alcanzó el 6,2% interanual en el segundo trimestre, es decir, su nivel más bajo en al menos 27 años. La coyuntura de la segunda economía mundial no deja de ensombrecerse: las exportaciones chinas -pilar del crecimiento- cayeron un 1% en agosto (contra 3,3% el mes anterior) y la producción industrial cayó a su ritmo más débil en 17 años.
Existe una presión a la baja en el conjunto de la economía mundial. La economía china -y todo el mundo vio recientemente las cifras- también registró una desaceleración, admitió en una conferencia de prensa el presidente del Banco Central de China, Yi Gang.
Pero nuestra visión del conjunto es que la economía china sigue estando dentro de la horquilla de lo razonable, señaló Yi. Desde hace más de un año, el crecimiento del gigante asiático se ha visto lastrado por su disputa comercial con Estados Unidos, que se tradujo en la imposición mutua de aranceles suplementarios por cientos de miles de millones de dólares en los intercambios bilaterales.
A principios de mes, varios institutos revisaron a la baja las previsiones de crecimiento de China para el próximo año, a menos del 6% -frente al 6,6% en 2018-, lo que sería su ritmo más lento en casi tres décadas. Pero el Banco Central Chino descartó cualquier estímulo monetario para apoyar la economía.
No tenemos prisa por hacer lo que los bancos centrales de algunos países han hecho, sostuvo Yi Gang. La semana pasada, el Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció una bajada de los tipos de interés, la segunda en dos meses, preocupada por proteger a Estados Unidos de la incertidumbre que pesa sobre el comercio y la economía mundial.