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Falklands, la quema de campos, Bolsonaro y Morales

Martes, 3 de setiembre de 2019 - 09:54 UTC
 Quema de campos en las Falklands durante el mes de setiembre    Quema de campos en las Falklands durante el mes de setiembre

La multiplicidad de focos ígneos que se contabilizan en la selva tropical de la cuenca del Amazonas se han convertido en centro de polémica internacional tanto en Bolivia como en Brasil. La práctica de la quema de campos ya sea para deforestar o para hacer “reverdecer” los campos en la primavera no en sí un fenómeno nuevo.

Pero el nacionalismo de Evo Morales y su obsesión por repetir otro mandato presidencial consecutivo le han complicado las cosas, ni que hablar de Jair Bolsonaro quien tiene en contra su carácter y a favor el fuerte respaldo del lobby agropecuario de Brasil, que debe admitirse ha convertido al país en potencia agrícola mundial en varios rubros, disputando la preeminencia de Estados Unidos, y pretende imponerse claramente en esa competencia ampliando las superficies de cultivo y pastoreo.

Con su carácter agresivo, pendenciero y quizá más importante como buen ciclotímico, Bolsonaro esconde detrás de una feroz prédica anticomunista, cierta ignorancia, al mejor estilo de quienes se refugian detrás de una ideología, y por eso su argumentación al principio de reflejos algo infantil, no logra convencer que efectivamente la estación de sequía en la cuenca del Amazonas y la quema de campos ya se sea por obra y abuso del hombre, o por la propia naturaleza ocurre en esta época del año.

Esto es algo que el propio ex presidente Lula da Silva, admite desde la cárcel, quemas siempre hubo, y habrá y también las quejas internacionales, e igualmente Evo Morales ha argumentado con toda claridad que los campesinos bolivianos precisan o apelan a la quema de campos para mejorar el verdeo de primavera.

Por supuesto que el poder de encantamiento que ostenta Lula da Silva está años luz de lo que puede ofrecer el burdo ex capitán del ejército brasileño.

Ahora bien, si esta temporada resultó especialmente caliente y seca, y los vientos más fuertes, habrá que esperar a los informes científicos imparciales, pero la quema de campos por campesinos es práctica centenaria, pero si después los pueden controlar o no, es otra historia.

No obstante al respecto es interesante ilustrar con algo que sucede en el sur del continente, más precisamente en las Islas Falkland, donde en el último número del semanario de dichas Islas, Penguin News, se publica un aviso oficial del gobierno con el instructivo para la quema de campos en el mes de setiembre. Práctica largamente impuesta en las Islas de hace décadas.

En efecto bajo el título de “Permisos de quemas, 2019/20”, se afirma que para quemar campos después del 15 de setiembre se hace necesaria una solicitud por escrito al Departamento de Agricultura con detalles y el mapa de la superficie a quemar, con una anticipación de por lo menos 48 horas antes de proceder a dicha acción.

”Por favor tómese nota que la quema de pastizales o ´quema de campos´ sólo se autorizarán en setiembre en predios húmedos con la variedad de ¨pasto blanco¨, (que es un pasto muy pobre), y ningún permiso se otorgará para dichas quemas después del 30 de setiembre, por razones de medioambiente”.

También se brindan instrucciones para la quema de basura en los campos cultivados.

Finalmente podríamos agregar que no solo el pasto blanco es un alimento pobre para el medio millón de ovejas de las Falklands, sino que el suelo de las Islas tiene un fuerte componente de turba, que puede resultar inflamable y ni que hablar de los vientos que impiden cualquier vegetación arbórea autóctona.

En otras palabras la quema de campos no es un fenómeno nuevo o de Bolsonaro y sus lobistas, como bien dijeron tanto Lula da Silva como Morales, la ecuación resulta mucho más complicada, pero con diálogo civilizado otro es el cantar.