Japón reanudó este lunes oficialmente la caza comercial de ballenas, tras decidir abandonar la Comisión Ballenera Internacional (CBI) hace seis meses y zanjar la moratoria que aplicó durante tres décadas.
Consideramos que las ballenas son recursos marinos como los peces y que pueden utilizarse siguiendo criterios científicos, explicó un miembro del Ministerio de Agricultura, Bosques y Pesca del país asiático.Determinamos cuotas con el fin de no perjudicar a las especies, precisó.
Así, este lunes, el barco factoría Nisshin Maru, buque insignia de la flota ballenera nipona, y otros varios navíos dejaron el puerto de Shimonoseki (suroeste), presidido por una enorme estatua de una ballena, para ir a cazar cetáceos frente a las costas japonesas, en la zona de exclusividad económica del archipiélago.
Otra flota partió de Kushiro (isla septentrional de Hokkaido). Estamos emocionados con la reanudación de la pesca, comentó Yoshifumi Kai, presidente de una asociación de pescadores. La criticada tradición de cazar y comer ballenas.
Cabe recordar que Japón empezó sus misiones de investigación en la Antártida y en el noreste del Pacífico hace 32 y 25 años respectivamente, renunciando a una pesca puramente comercial, pero sirviéndose de una excepción científica, tolerada por la CBI.
Durante esas tres décadas, el archipiélago fue objeto de duras críticas de los ecologistas por sus formas de proceder, juzgadas crueles, mientras que existen métodos no letales para llevar a cabo experimentos científicos, según sus detractores. Además, si bien las ballenas se utilizaban con fines científicos, parte de su carne acababa en las pescaderías, aunque ésta no sea enormemente popular.
Sin embargo, hay quienes quieren preservar una tradición aún anclada en una parte de la población, sobre todo los ancianos, que recuerdan que la ballena era su única fuente importante de proteínas en la posguerra. Además, para algunas ciudades, la pesca de ballena representa una razón de ser, si no económica, al menos cultural. Por ejemplo en Shimonoseki, desde el mes de febrero, se sirve ballena de vez en cuando en los casinos escolares, con el fin de iniciar a los niños en esta tradición culinaria de la región y resucitar el hábito de consumo.
Más allá de condenar la práctica, Patrick Ramage, director del programa de conservación marina del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), ve en la reanudación de la caza comercial y en la interrupción de la pesca científica en la Antártida una suerte de última batalla para Japón.
He pensado mucho en ello durante muchos años. Era una fantasía y ahora la fantasía se hace realidad. Japón está abandonando la caza ballenera en alta mar, no es una interrupción completa todavía pero es un paso enorme hacia el fin, explicó durante una conferencia reciente en Japón. ”Esta industria (de caza ballenera) se hundirá rápidamente, auguró, y consideró que se mantiene gracias a subvenciones, para una población que terminará por desaparecer.
De hecho, algunos especialistas japoneses creen que la retirada de Japón de la CBI fue un error. Japón debe volver (a la CBI) y defender el principio de una gestión sostenible de los recursos”, defendió Masayuki Komatsu, que en el pasado fue negociador en la instancia internacional. Y mientras que Japón reanuda la caza de ballenas, Islandia dejará de llevarla a cabo por primera vez desde 2002, pues sus dos empresas especializadas decidieron renunciar a la actividad durante la temporada 2019.