Argentina y Brasil, dos de las mayores economías de Latinoamérica y socios principales de Mercosur, tienen problemas importantes a nivel macroeconómico y en el mercado de empleo, lo que deja en una situación más vulnerable a la economía, y en particular a las empresas.
Así, el tamaño de las economías no es indicador de su productividad. De hecho, casi el 80% de la brecha de ingresos entre América Latina y Estados Unidos, por ejemplo, se debe a una baja productividad total de los factores, señala un reciente informe de la CAF - Banco de desarrollo de América latina.
Inciden desde aspectos regulatorios y de infraestructura, hasta el acceso a financiamiento, la innovación y el impacto de los impuestos, que terminan afectando también la competitividad de las economías.
Éstas son algunas de las conclusiones del Reporte de Economía y Desarrollo (RED) 2018, elaborado por la entidad multilateral, presentada hace algunos días en Buenos Aires.
Argentina, al igual que el resto de la región, tiene el desafío de diseñar e implementar una agenda de reformas institucionales para mejorar el entorno donde operan las empresas y así promover la eficiencia en la asignación de recursos, la innovación y una mayor integración productiva, destaca el informe.
El documento pone el foco en factores que atraviesan transversalmente a las empresas, algunos de índole institucional como el grado de competencia, las regulaciones o las relaciones laborales, y otras orientadas al financiamiento o aspectos más productivos como el acceso a insumos o el impacto de la infraestructura de los costos. Así, la productividad está hoy en el foco de atención.
Pablo Sanguinetti, vicepresidente de Conocimiento de CAF, indicó que cuando hablamos de productividad, nos referimos a la eficiencia de los recursos pero la clave es ver cómo combinamos esos factores de productividad, que en su opinión, tiene relación con la macroeconomía y la formalidad de las empresas. Además, con temas regulatorios, infraestructura pública y niveles de impuestos.
Afirmó que la salud macroeconómica es vital porque si no hay una macro estable, las empresas no invierten en innovación y tecnología e incluso las buenas empresas quiebran por el ciclo económico. Pero al mismo tiempo, hay una lógica regional que complica. Mientras en EE.UU. en 40 años las empresas formales se multiplicaron por 8, en América Latina se multiplicó por 2, precisó. Y aclaró: Nuestras empresas crecen poco en productividad.