La relación comercial entre México y Estados Unidos ha mejorado significativamente en los primeros dos meses de 2019, a pesar de las tensiones en la frontera al extremo que el intercambio de mercancías en enero y febrero muestran que México se ha convertido por primera vez en el principal socio comercial de EE UU, rebasando a China.
Según datos del Departamento de Comercio, las exportaciones e importaciones entre los dos países americanos sumaron 97.400 millones de dólares en el primer bimestre de 2019, un avance del 3,4% para México.
Las exportaciones de la industria automotriz de México han contribuido a elevar el valor del intercambio comercial con Estados Unidos, al mismo tiempo que China —que se posicionó desde hace tres años como el mayor socio— sumó 90.300 millones de dólares en su comercio con EE UU debido a que disminuyó en un 13,5% el tráfico de mercancías ante las políticas proteccionistas emprendidas por Donald Trump.
México ha resistido las amenazas de Trump sobre el cierre de la frontera y la aplicación de cuotas a algunas de las mercancías que viajan a Estados Unidos. El gobierno mexicano ha protestado recientemente sobre la imposición de aranceles al acero y al aluminio que la Administración de Trump implementó el año pasado; además se encuentra negociando un acuerdo de suspensión de tasas, vigente desde 1996, para evitar cuotas sobre el jitomate mexicano que cruza la frontera.
Ante la crisis migratoria que ha elevado significativamente las peticiones de asilo en los principales puertos de entrada a EE UU, el gobierno de Trump ha redistribuido en las últimas semanas a sus agentes en las garitas fronterizas, lo que ha provocado una importante demora en el ingreso de mercancías y personas al territorio de EE.UU. Ante las largas filas en los cruces fronterizos el Gobierno mexicano ha pedido a EE UU “agilizar con urgencia” el traslado de las mercancías.
“Detener el flujo de mercancías y el tránsito de personas es un detrimento para nuestras economías y para la competitividad de la región”, ha manifestado la secretaría de Exteriores en un comunicado. Está previsto que México entregue en las próximas semanas un informe sobre las pérdidas económicas que los retrasos en la frontera han provocado.
Ambos países están a la espera de que se adopte formalmente el nuevo marco que regulará los intercambios comerciales entre los dos países y Canadá, conocido como T-MEC. Los demócratas en el Congreso están poniendo pegas. La Comisión Internacional de Comercio, sin embargo, acaba de publicar un estudio de impacto en el que asegura que el sustituto del TLCAN tendrá un efecto positivo para la economía estadounidense. Aunque lo califica de “moderado”, lo que contrasta con el entusiasmo expresado por el presidente Trump.
El sector automotriz, el más importante por su peso, registrará un incremento de 76.000 empleos gracias a las inversiones que los fabricantes van a destinar a reforzar la producción en EE UU para poder cumplir con las nuevas reglas de origen. Pero el análisis muestra también que los nuevos requerimientos contribuirán a elevar los precios para los consumidores y podría reducir por consiguientes las ventas, que están ya en un punto de inflexión.
Los tres países firmaron el acuerdo el pasado noviembre, tras dos años de duras negociaciones y bajo la constante amenaza de Trump de romper la baraja. Ahora incluye también los intercambios en la economía digital e incorpora cláusulas laborales. La mayoría de los aranceles en la zona se eliminaron hace 25 años, por lo que el efecto positivo es más limitado. El estudio lo cuantifica en un aumento del 0,35% del PIB estadounidense respecto a si se mantuviera el viejo TLCAN.