Los días previos a la celebración en Santiago del Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina, Prosur, no estuvieron exentos de polémica. La alta polarización política que vive Sudamérica, centrada particularmente en la crisis sociopolítica de Venezuela, se ha dejado sentir estos días, habiendo tanto adherentes como detractores a la idea impulsada por el Presidente Sebastián Piñera.
Entre estos últimos está Bolivia, cuyo Gobierno ha criticado abiertamente esta nueva instancia y ha defendido a ultranza a Unasur, bloque que actualmente se encuentra muy disminuido y cuya supuesta ideologización ha llevado a un grupo de mandatarios de la región –principalmente de centroderecha- a crear un nuevo referente.
Es por esa razón que sorprendió la presencia el viernes en La Moneda de María del Carmen Almendras, viceministra de Relaciones Exteriores de Bolivia, quien fue enviada por el Presidente Evo Morales para estar en el encuentro junto a siete presidentes, otro vicecanciller y dos embajadores.
De paso, se convirtió en la única mujer en participar. Y si bien su presencia no garantiza necesariamente el apoyo de Bolivia a Prosur –cuyos principales referentes han expresado su claro rechazo a Nicolás Maduro, a diferencia de Morales- sí es una muestra de apertura que está siendo analizada y estudiada con detención en la región.
De profesión abogada especializada en derecho agrario y recursos naturales, en su época universitaria se caracterizó por participar en movimientos de defensa de derechos humanos y de asistencia a personas de escasos recursos. En esa línea, sus primeros trabajos fueron en instituciones de la iglesia, como la Pastoral Social de Sucre, Caritas y la Conferencia Episcopal de Bolivia, donde fue coordinadora general.
Asimismo, entre los años 2000 y 2005 fue coordinadora de la Mesa Técnica de Tierra, red nacional interinstitucional que trabajó con movimientos campesinos e indígenas en la gestión de sus demandas, iniciativas legislativas y políticas públicas. El gran salto lo dio en 2007, cuando fue designada embajadora en España por el Presidente Evo Morales.
Su nombramiento iba de la mano con el perfil que le quería dar el Mandatario a su Gobierno: una administración preocupada de los asuntos indígenas, tema que también quería resaltar a nivel internacional. Tras ocho años en el puesto, Almendras volvió a Bolivia para convertirse en viceministra de Gestión Institucional y Consular de la Cancillería.
Fue en esa posición donde se hizo conocida en Chile, principalmente por su rol como la encargada de La Paz para gestionar la libertad de los nueve funcionarios y militares bolivianos detenidos en la frontera con Chile por presunto contrabando en marzo de 2017. En esa ocasión, la vicecanciller visitó Chile, donde se reunió con los detenidos y sus familiares y encabezó las gestiones que concluyeron con la expulsión de los reclusos, quienes luego fueron condecorados por el Gobierno boliviano como mártires de la aspiración marítima.
Fue en 2017 cuando asumió como viceministra de Relaciones Exteriores, en reemplazo de María Luisa Ramos, quien dejó el cargo tras una polémica por denuncias de trabajadores de la Cancillería que acusaron malos tratos de su parte. Tras su nombramiento, Almendras aseguró que vamos a seguir defendiendo con énfasis los intereses del país y haciendo presente a Bolivia con mayor dignidad en el mundo.
Desde ese puesto le ha tocado enfrentar hechos como los alegatos en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por la demanda presentada contra Chile y el posterior fallo en contra de Bolivia, así como también la defensa boliviana a Nicolás Maduro y la Unasur.