Las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán supondrán para las empresas italianas la suspensión de contratos por un importe de 20.000 millones de euros, a pesar de que Italia quedó exenta temporalmente de estas restricciones por su fuerte dependencia del petróleo iraní.
Italia siempre ha mantenido buenas relaciones comerciales con Irán, en 2017 fue el primer socio comercial de Teherán dentro de la Unión Europea y es actualmente el principal país europeo importador de crudo del país persa. Con las sanciones de EE.UU. impuestas a Irán, primero en agosto y una segunda tanda ahora el 5 de noviembre, muchas empresas italianas tienen miedo de entrar en el mercado iraní por las repercusiones que podrían sufrir, explica Annalisa Perteghella, experta en Irán para el Instituto italiano de Estudios Políticos Internacionales (ISPI).
Estas sanciones serán nefastas para Italia y para los acuerdos por valor de 20.000 millones de euros que se habían firmado con Irán desde 2016 y que ahora están suspendidos. Seguramente se perderán, añade. Perteghella indica que en 2017 el intercambio comercial entre Italia e Irán fue de cerca de 5.000 millones de euros, pues Italia importó 3.400 millones, casi todo procedente del sector petrolífero, y exportó mercancías a Irán por valor de unos 1.700 millones de euros.
Unas relaciones comerciales que ahora peligran por las sanciones que el Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump ha decidido imponer a Irán, sumiéndolo en un aislamiento internacional que perjudicará a su economía, pero también a la de Italia y a la del resto de países europeos, que no comparten la decisión de EE.UU..
Tras imponer en agosto sanciones contra Irán que afectaban a la adquisición de deuda iraní, al comercio de oro y otros metales preciosos, Washington anunció el 5 de noviembre una nueva batería de restricciones que penalizan la venta de petróleo iraní y las transacciones de instituciones financieras con el Banco Central de Irán. Sin embargo, el país norteamericano eximió de estas sanciones a ocho países, entre ellos Italia, que podrán seguir importando crudo iraní de forma temporal. Italia respiró aliviada por este regalo estadounidense, pero es una decisión temporal y la idea es que Italia vaya reduciendo su dependencia a las importaciones de petróleo procedentes de Irán, comenta la experta.
La decisión de EE.UU. es muy negativa para Italia, opina Perteghella, primero porque sepulta una fructífera relación comercial con Irán y después porque Roma tiene ahora que buscar a corto plazo otros suministradores de petróleo.
Nuestro principal suministrador es Azerbaiyán, pero ya importamos a niveles muy altos, no creo que podamos importar más. Italia tiene que mirar a otros países como Arabia Saudita, Irak o Libia, y con este último todo dependerá de cómo evoluciona la crisis geopolítica, argumenta. Perteghella recuerda que con la firma del histórico acuerdo nuclear en 2015 y el fin de las sanciones a Irán en 2016, Italia aprovechó esa oportunidad para sentar las bases de provechosos acuerdos comerciales futuros.
Se firmaron grandes proyectos de inversión para empresas italianas en Irán, para la empresa estatal Ferrovie dello Stato que iba a modernizar y construir redes ferroviarias en el país; también había oportunidades para Eni y Saipem, dos gigantes energéticos; para la moda italiana, para la arquitectura..., cita.
Italia firmó acuerdos empresariales por un valor de 20.000 millones de euros con Irán que ahora seguramente caerán en saco roto porque las empresas no quieren arriesgarse a sufrir severos castigos de EE.UU., especialmente las más grandes que tienen exposición al mercado americano. En este sentido, fuentes de la petrolera Saipem confirmaron que el grupo no tiene ahora demasiado interés en Irán, donde se firmaron una serie de preacuerdos que no se concretaron y que han quedado congelados.