Un gran mamífero marino que los expertos han identificado como una beluga, nada en las aguas del río Támesis. El cetáceo fue avistado por primera vez el martes, cerca de la localidad inglesa de Gravesend, y el miércoles volvió a emerger ya más cerca de Londres.
El ecologista Dave Andrews difundió el martes a través de Twitter imágenes del animal, al que observó moverse durante cerca de una hora alrededor de una sección de unos 200 metros del río. Estamos sorprendidos y un poco tristes que haya aparecido de nuevo, esperábamos que hubiera salido a aguas más profundas y se hubiera marchado a donde debería estar, dijo Lucy Babey, directora de ciencia y conservación de la organización benéfica ORCA.
Por su parte, la organización Buceadores Británicos de Rescate de Vida Marina, dedicada a prestar ayuda a cetáceos y otros animales de mar, envió personal al lugar para evaluar la situación de la ballena, que podría estar en problemas. Animalistas pidieron darle espacio al animal.
Una portavoz de la organización afirmó que ver grandes mamíferos marinos en esa zona del río es muy extraño y urgió a los ciudadanos a que no se acerquen al animal en sus embarcaciones, sino que se limiten a observarlo desde la orilla. Estamos ante una especie propia del norte del Ártico, que se encuentra a miles de millas de donde debería estar, en Groenlandia, Svalbard o el mar de Barents, recalcó Danny Groves, portavoz de la organización Conservación de Delfines y Ballenas (WDC, en inglés).
Él o ella está obviamente muy perdido y probablemente en apuros, indicó Groves, que recomendó asimismo darle al cetáceo espacio y minimizar las molestias. El cetáceo, que puede medir hasta 5,5 metros, suele recibir popularmente la denominación de ballena blanca o ballena beluga, aunque en sentido estricto no son términos correctos al no pertenecer a la familia de los balénidos.
No es la primera vez que un ejemplar de la especie es detectado en aguas británicas. En el verano de 2015, dos belugas fueron vistas en la costa de Northumberland (noreste de Inglaterra) y una en Irlanda del Norte, mientras que en 2006 otra ballena murió después de remontar el Támesis hasta Londres, a pesar de los esfuerzos que se hicieron por rescatarla, explicó Groves.