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Incendio de Museo en Río devoró hasta el esqueleto de Luiza “la primera brasileña”

Martes, 4 de setiembre de 2018 - 08:58 UTC
Denuncian además “una muerte anunciada” debido a los recortes presupuestarios que afectan la preservación del patrimonio Denuncian además “una muerte anunciada” debido a los recortes presupuestarios que afectan la preservación del patrimonio
A partir de su cráneo, un equipo de la Universidad de Mánchester, dirigido por Richard Neve, realizó una reconstrucción digitalizada del rostro de Lucy A partir de su cráneo, un equipo de la Universidad de Mánchester, dirigido por Richard Neve, realizó una reconstrucción digitalizada del rostro de Lucy

Los brasileños lloran y mastican bronca por el feroz incendio que devoró el histórico Museo Nacional de Río de Janeiro. El edificio fue azotado por las llamas, que consumieron las 20 millones de piezas, muchas de incalculable valor como el esqueleto de Luiza, llamada “la primera brasileña”.

Fue hallada en 1975 y a partir de diversas pruebas se determinó que su origen databa de hace más de 12.000 años. Lapa Vermelha IV Hominid I era el verdadero nombre del fósil, luego bautizado como Luzia debído a “Lucy”, el Australopithecus afarensis encontrado un año antes.

Luzia era una de las principales atracciones del museo y al momento de ser hallada por científicos franceses y brasileños encabezados por la arqueóloga Annette Laming-Emperaire, era el esqueleto más antiguo del continente. En primer lugar, dieron con el cráneo de la mujer y luego lograron hallar un tercio del esqueleto.

“Es una pérdida inestimable para todos los interesados en la civilización”, dijo Paulo Knauss, director del Museo Histórico Nacional, otra institución de Rio. “No tendremos más a Luzia. Luzia murió en el incendio”, declaró la presidente del Instituto del Patrimonio Artístico Nacional (Iphan), Kátia Bogéa, citada por el diario Estado de S.Paulo.

Fue, además, “una muerte anunciada”, agregó, en referencia a los recortes presupuestarios que afectan la preservación del patrimonio. Para Knauss, lo que está en juego es “un esfuerzo civilizatorio de grupos sociales que lucharon durante generaciones para construir el museo”, devorado ahora por las llamas.

La falta de recursos se da “en un ambiente de crisis institucional, de crisis de valores”, que se agrava desde hace varios años, apuntó. “Es algo que viene de lejos, pero tenemos que dejar de hablar del pasado y buscar el futuro inmediato”, para revertir “un proceso que nos avergüenza ante las próximas generaciones”, agregó.

A partir de su cráneo, un equipo de la Universidad de Mánchester (Inglaterra), dirigido por Richard Neve, realizó una reconstrucción digitalizada de su rostro, que sirvió de base a una escultura sobre su hipotética figura.

“No es solamente una pérdida para Brasil, es una pérdida para la humanidad en general”, puesto que “una parte de este patrimonio no estaba archivada en ningún otro lugar”, dijo el presidente del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) de Francia, Bruno David.

Se podría tratar de reconstituir parcialmente algunas colecciones, por ejemplo con nuevas colectas de insectos. Pero “esto no reemplazará el valor histórico de los especímenes destruidos”. Citó como ejemplo un especimen de coleópteros, conocidos comúnmente como escarabajos, que pertenecía al museo.
“El coleóptero recogido en 1850 era portador de mensajes de su época, a nivel de su química, su medioambiente, de lo que había comido. Todo esto se quemó. Nunca más volveremos a tener este tipo de información”, explicó.

Otra de las grandes atracciones en exposición es el meteorito de Bandegó, encontrado en 1784, con un peso de 5.260 kg, el cual logró superar las llamas. En su momento fue considerado el segundo en tamaño de su especie. Además, contaba con la mayor colección de piezas de arqueología egipcia de América Latina.

El Museo era conocido por la riqueza de su departamento de paleontología, con más de 26.000 fósiles. Entre ellos, se encontraban un esqueleto de dinosaurio descubierto en Minais Gerais y numerosos especímenes de otras especies extinguidas (perezosos gigantes y tigres dientes de sable).

Asimismo, contaba con un departamento de zoología con 6,5 millones de especímenes que incluía una excepcional colección de peces (600.000), anfibios (100.000), moluscos, reptiles, conchas, corales y mariposas. Su herbario, con una muestra de 550.000 plantas, fue creado en 1831.

Categorías: Ciencia y salud, Política, Brasil.