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Hordas de Ortega invaden iglesias apalean a obispos y al nuncio

Martes, 10 de julio de 2018 - 09:08 UTC
Los partidarios atacaron cuando llegó a Diriamba la comitiva de religiosos, con el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag. Los partidarios atacaron cuando llegó a Diriamba la comitiva de religiosos, con el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag.

Un centenar de seguidores del gobierno y paramilitares irrumpieron este lunes en la basílica de la ciudad de Diriamba, suroeste de Nicaragua, y agredieron a jerarcas católicos, agravándose la violencia que deja unos 250 muertos en casi tres meses de protestas contra el Presidente Daniel Ortega.

 Los seguidores de Ortega entraron violentamente en la Basílica de San Sebastián, cuando obispos y sacerdotes llegaban a sacar a una decena de personas que se habían refugiado el domingo en medio de un enfrentamiento entre fuerzas del gobierno y manifestantes que tenían barricadas en las calles. “Asesinos”, “mentirosos”, “hijos de puta”, gritaron los partidarios del gobierno cuando llegó a Diriamba la comitiva de religiosos, encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag.

Los jerarcas católicos, quienes llegaron en caravana desde Managua, entraron, seguidos de decenas de enardecidos seguidores de Ortega, al templo en cuyos alrededores había decenas de hombres encapuchados vestidos de civil y policías. En un rincón, cerca del altar, estaban las personas que se habían refugiado. Varios se cubrían el rostro con una camisa o chaqueta.

“Quedamos atrapados por la balacera el domingo. Tenemos mucho miedo por nuestras vidas”, dijo uno de ellos, un hombre de 40 años, quien dijo trabajar en el puesto médico de la Iglesia. Estaba vestido con una gabacha color violeta. Minutos después entró un grupo de encapuchados -al menos tres con pistola o lanza morteros-, forcejearon con los sacerdotes, algunos de los refugiados y se agudizó el caos. Varios periodistas nacionales y extranjeros fueron agredidos y a algunos les robaron su equipo.

“Lo que está sufriendo nuestro pueblo” es mucho “más grave”, declaró el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, al denunciar que fue herido en el brazo y golpeado en el estómago cuando una “turba enardecida” entró a la Basílica. “No respetan ni a los obispos”

Tras los disturbios, Báez informó que las personas que estaban en la Basílica fueron “liberadas” y viajaron a Managua a poner denuncias ante grupos de derechos humanos. ”Hemos sentido esa acción dura, fuerte, brutal contra nuestros sacerdotes (...) verdaderamente es triste“, dijo el cardenal ya en Managua. Los obispos realizaron la visita luego que al menos 14 personas murieron -entre ellos dos policías- el domingo en la incursión de antimotines y paramilitares en las ciudades de Diriamba y Jinotepe, en el suroccidental departamento de Carazo.

”Estábamos presos, reprimidos como pueblo, secuestrados (por los manifestantes). Estos son nuestros héroes“, dijo Tatiana Dávila, de 22 años, elogiando a los paramilitares, poco antes de entrar a la Basílica. Seguidores de Ortega también irrumpieron en una iglesia de Jinotepe, donde causaron algunos destrozos e insultaron a los sacerdotes. Medios oficialistas dijeron que los pobladores recuperaron cajas de medicinas robadas que eran de los manifestantes.

”No respetan ni a los obispos”, dijo Álvaro Leiva, secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), en el tumulto en la Basílica. En Washington, la OEA anunció que debatirá la situación en Nicaragua el miércoles, en una sesión del Consejo Permanente en la que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informará sobre sus labores de verificación en Managua.

Francisco Palmieri, secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, dijo estar “indignado” por la agresión a los religiosos. “Campaña de violencia e intimidación socava el diálogo y debe parar”, escribió en Twitter. “Intentona golpista” La Iglesia católica, que media entre el gobierno y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -de la sociedad civil-, planteó adelantar los comicios de 2021 a marzo de 2019 para salir de la turbulencia que envuelve al país desde que estallaron las protestas el 18 de abril.

Pero Ortega, quien no reaparecía en público desde hace más de un mes, descartó el sábado elecciones adelantadas y llamó “delincuentes” y “golpistas” a los manifestantes. “Seguimos trabajando duro para desterrar la intentona golpista de una minoría antipatriota”, dijo Rosario Murillo, esposa de Ortega y vicepresidenta, sin mencionar lo ocurrido en la Basílica.

Categorías: Política, América Latina.