El Secretario de Estado Rex Tillerson antes de iniciar una gira con paradas en México, Argentina, Perú y Colombia, aseguró que la región no necesita nuevas potencias imperiales y alertó de la estrategia de apoyarse excesivamente en China, que supone ganancias a corto plazo a cambio de una dependencia a largo plazo.
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Beijing consideró que esta premisa es falsa y que los intercambios con Latinoamérica se basan en intereses comunes y necesidades mutuas.
El aumento de la influencia china en Latinoamérica, al menos en términos cuantificables como el comercio o la inversión, es incuestionable. Los intercambios de mercancías se han multiplicado durante la última década (supera los 200.000 millones de dólares anuales) gracias principalmente a la compraventa de materias primas. China es ya el primer socio comercial de países como Argentina, Brasil, Chile o Perú.
Beijing además, se ha convertido en un prestamista vital para varias naciones de la zona, especialmente de Brasil, Venezuela o Ecuador. Las autoridades chinas, como suelen repetir siempre que se insinúa si detrás de estos créditos hay más interés propio que altruismo, defienden que la cooperación se basa en la igualdad, la reciprocidad, la apertura y la inclusión.
”Esperamos que este país (en referencia a Estados Unidos) abandone el concepto anticuado de los juegos de suma cero y vea el desarrollo de las relaciones entre China y América Latina de forma abierta e inclusiva, dice el texto.
China reforzó recientemente sus vínculos con Latinoamérica durante el segundo foro ministerial entre el gigante asiático y la CELAC, celebrado en Santiago de Chile hace apenas dos semanas. El bloque decidió respaldar en una declaración especial la iniciativa china de la nueva Ruta de la Seda, el megaproyecto de interconexión mundial ideado por el presidente chino, Xi Jinping, que ha puesto sobre la mesa miles de millones de dólares para ser invertidos en infraestructuras que mejoren la conectividad. Los críticos ven en esta iniciativa la voluntad de Beijing de aumentar su influencia sobre otras naciones en vías de desarrollo. El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, dijo en el encuentro que su país quiere convertirse en el socio más fiable para la región.
En su discurso antes de comenzar su gira latinoamericana, Tillerson afirmó que las ofertas procedentes de China en forma de inversión casi siempre requieren la importación de fuerza laboral china, préstamos abultados, una deuda insostenible y hacen caso omiso de los derechos humanos y de propiedad intelectual, algo que comparó con el antiguo colonialismo europeo.
Para Xinhua, la agencia oficial china, el embate reciente contra la diplomacia y política exterior china por parte de la administración Trump es consecuencia de la pérdida de carisma de la primera potencia mundial en la región: En vez de perder el tiempo criticando a China, quizás sería una buena idea que Washington rebajara la retórica hostil que ha provocado la ira en Latinoamérica con propuestas como endurecer la inmigración, construir un muro o buscar inclinar los tratados comerciales a su favor”.