El máximo jefe del naciente partido político de la FARC, Rodrigo Londoño, lanzó el sábado su candidatura a la Presidencia de Colombia, prometiendo luchar contra la pobreza, pero cargando con el peso de haber liderado una guerrilla acusada de miles de asesinatos, secuestros y ataques por más de medio siglo.
Bajo el eslogan Timo Presidente, vamos con la gente, Londoño -cuyo nombre militar era Timochenko- buscará en las elecciones de mayo llegar al poder con votos, algo que no logró con las armas durante su prolongada permanencia en la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Será el primer desafío electoral para la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, el nuevo partido conformado por ex combatientes y colaboradores de la antigua guerrilla que comparten sus ideas socialistas y que usará en la política la misma sigla que tenían como grupo armado.
”Desde hoy soy candidato a la Presidencia de la República (...), y me comprometo a encabezar ese gobierno de transición que genere las condiciones para el nacimiento de una nueva Colombia, dijo Londoño a medio de centenares de seguidores durante un acto público en un barrio humilde del sur de Bogotá.
Las propuestas de gobierno de Londoño incluyen 10 puntos centrales con el propósito de combatir la pobreza, solucionar los problemas de educación, salud, desempleo y acabar las profundas diferencias sociales entre ricos y pobres en el país de casi 50 millones de habitantes.
No tenemos la fórmula mágica de salvación, venimos a proponer un despertar general, una toma de conciencia en el sentido de que cambiar las cosas es posible”, agregó Londoño. Además de la presidencia, la FARC presentará 74 candidatos a las elecciones legislativas del país en marzo con la intención de obtener más de los 10 escaños que tiene garantizados con el acuerdo de paz que se firmó a finales del 2016 para poner fin a una confrontación de más de medio siglo que ha dejado 220.000 muertos y seis millones de desplazados.
Pero las posibilidades del nuevo partido político son pocas según las encuestas de opinión, que han mostrado un rechazo de la mayoría de los electores del país a los antiguos guerrilleros. La conservadora sociedad colombiana está profundamente dividida entre quienes apoyan la reintegración a la vida política de los ex guerrilleros y quienes exigen que sus líderes sean encarcelados en lugar de ocupar cargos políticos.