La Universidad Católica de Chile lidera una investigación pionera a nivel mundial en paneles solares de dos caras, una tecnología que genera un 25% más de energía que los dispositivos tradicionales y que permitiría aprovechar al máximo este recurso natural. Los resultados fueron presentados en un evento auspiciado por Imagen Chile, que busca promover las condiciones solares y de radiación que tiene la nación austral para invertir en el desarrollo de energías renovables.
Según explicaron sus organizadores, investigadores del Centro de Energía de la institución han desarrollado un estudio innovador que pone por primera vez en práctica los niveles de producción energética de los denominados módulos fotovoltaicos bifaciales con otras métodos más extendidos como los de silicio policristalino y los de capa fina.
Según el vicedecano de Ingeniería de la Universidad Católica, Enzo Sauma la investigación hasta ahora ha demostrado que existe una alternativa innovadora para la industria local y mundial. En concreto, añadió Sauma, esta nueva tecnología se diferencia del resto en que es capaz de aprovechar ambos lados para recibir radiación solar, lo que se traduce en más energía eléctrica por unidad de superficie frente a los métodos tradicionales.
El desierto de Atacama, en el norte de Chile, es uno de los puntos principales para la producción de energía solar de dicho país. Se trata del lugar más árido del planeta, lo que no solo genera una gran oportunidad, sino también grandes dificultades. Por ello, el estudio realizado en Santiago cuenta, además, con un sistema comparativo entre las distintas tecnologías existentes, con el fin de analizar cómo afecta la suciedad en las grandes urbes a los niveles de producción de los paneles solares.
En la capital chilena, las condiciones meteorológicas son estándar, indicó Sauma, lo que hace que únicamente se pierda un 5% anual de rendimiento debido a la acumulación de polvo en la superficie de los módulos. Sin embargo, en el desierto esta cifra puede aumentar exponencialmente si no se lleva a cabo una limpieza asidua de los dispositivos, ya que las condiciones climáticas son muy duras y se crean costras de tierra y polvo que imposibilitan la obtención de radiación solar, añadió el vicedecano.
Para solucionar este problema, un grupo de estudiantes de la Universidad Católica presentó una idea: automatizar el proceso de limpieza de las placas fotovoltaicas, una tarea que hasta ahora se realiza de manera manual. Para ello crearon un robot que se acopla a la base de los paneles solares y que puede ser programado para limpiar la superficie de los módulos de manera remota. Aún así, confiesan los investigadores, falta comprobar cada cuánto tiempo es necesario realizar esas tareas de limpieza, para optimizar al máximo el sistema.