El principal asesor del Papa Francisco en materia de abuso sexual clerical, el cardenal Sean O' Malley, criticó el sábado los dichos del Sumo Pontífice al ser consultado en Chile sobre el eventual encubrimiento del obispo de Osorno, Juan Barros, hacia el ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima.
Jorge Bergoglio respondió ante las preguntas de los periodistas, en su último día Chile que las acusaciones que se hacían, eran calumnias por parte de las víctimas. Al respecto, cardenal Sean O' Malley dijo que las palabras del Papa fueron fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual.
El arzobispo de Boston, dijo a través de un comunicado que no podía explicar por qué Francisco escogió las palabras particulares que usó y que tales expresiones tuvieron el efecto de abandonar a las víctimas y relegarlas al desprestigiado exilio.
En un esfuerzo extraordinario por controlar los daños, O'Malley insistió en una declaración donde Francisco reconoce plenamente los flagrantes fracasos de la iglesia y su clero, que maltrataron a los niños y el impacto devastador que esos crímenes han tenido en los sobrevivientes y sus seres queridos.
El jueves Francisco desató la ira de varios chilenos al culminar su gira por ese país cuando acusó a las víctimas del mayor sacerdote pedófilo del país de haber calumniado a otro obispo, Juan Barros. Las víctimas dicen que Barros sabía del abuso cometido por el cura Fernando Karadima pero nunca lo detuvo o denunció, lo cual es negado por Barros.
El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, allí voy a hablar, dijo Francisco a periodistas chilenos en la norteña ciudad de Iquique. No hay ni una sola prueba en contra, todo es calumnia ¿Está claro?. Los comentarios sorprendieron a los chilenos, provocaron la reprimenda inmediata de las víctimas y sus defensores y una vez más plantearon la pregunta de si el jesuita argentino de 81 años entiende lo que significa el abuso sexual.
El escándalo de Karadima ha devastado la credibilidad de la Iglesia Católica en Chile y los comentarios de Francisco podrían perseguirlo en el futuro. La crítica de O' Malley fue notable, ya que es poco común que un cardenal critique públicamente al Papa. Sin embargo, los comentarios de Francisco eran tan potencialmente tóxicos para el esfuerzo de tantos años del Vaticano para cambiar la marea de abuso sexual clerical y encubrimiento, que el arzobispo estadounidense sintió claramente que tenía que responder. O'Malley encabezó el comité para la protección de menores de Francisco hasta que expiró el mes pasado cuando culminó su mandato inicial de tres años. El papa no ha nombrado nuevos miembros, y el futuro del comité sigue siendo incierto.
Es comprensible que las declaraciones del Papa Francisco... fueron una fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual por parte del clero o cualquier otro perpetrador, dijo O' Malley en la declaración. Palabras que transmiten el mensaje 'si no pueden probar sus afirmaciones, entonces no se les creerá'. Los comentarios de Francisco son problemáticos porque los abusos de Karadima han sido considerados tan creíbles que el Vaticano lo sentenció a una vida de penitencia y oración en 2011.
Una jueza chilena también encontró que las víctimas eran creíbles pero retiró los cargos en contra de Karadima porque había pasado demasiado tiempo aunque dio cuenta que el cura sí había cometido los abusos.
Funcionarios católicos durante años buscaron desacreditar a las víctimas de abuso acusándolas de calumniar y atacar a la iglesia con sus reclamos, pero muchos en la iglesia y en el Vaticano han llegado a reconocer a regañadientes que las víctimas usualmente decían la verdad y que la iglesia había tratado erróneamente de protegerse satanizando y desacreditando a los más vulnerables de su rebaño.
O'Malley dijo que no podía abordar completamente el caso Barros porque no conocía los detalles y no estaba involucrado, pero insistió en que el Papa lo entiende y se compromete a una tolerancia cero contra el abuso.
Acompañando al Santo Padre en numerosas reuniones con supervivientes, he sido testigo de su dolor por conocer la profundidad y amplitud de las heridas infligidas a los que fueron víctimas de abusos y de que el proceso de recuperación puede durar toda la vida, dijo.
Las víctimas de Karadima informaron en 2002 a las autoridades eclesiásticas que el cura los besaba y manoseaba en una ostentosa parroquia que dirigía en Santiago. No obstante, sólo en 2010 cuando las acusaciones se hicieron públicas, el Vaticano lanzó una investigación que llevó a la remoción de Karadima.
El arzobispo emérito de Santiago de Chile se disculpó posteriormente por haberse negado a creer a las víctimas desde el principio. Francisco reabrió las heridas del escándalo en 2015 cuando nombró a Barros obispo de la diócesis meridional de Osorno. Su nombramiento indignó a los chilenos, dividió gravemente la diócesis que precedía y socavó aún más la credibilidad de la iglesia en Chile.