Japón registró en noviembre la tasa de desempleo más baja desde noviembre de 1993, mostraron los datos oficiales publicados este martes, que aportaron otro indicio que la tercera economía del mundo está en la senda de la recuperación, aunque este proceso transcurre lentamente.
Los datos del gobierno muestran que el desempleo se sitúa en un nivel de 2,7%, un indicador que se suman a los marcadores del crecimiento, que acumulan siete trimestres consecutivos en expansión, la racha más larga desde hace 16 años, ayudada por el impulso de los Juegos Olímpicos de 2020.
Se espera que la economía japonesa siga expandiéndose en la primera mitad del próximo año, explicó Masaki Kuwahara, economista de Nomura Securities. La confianza de la industria manufacturera en Japón también tocó un máximo en 11 años, según una encuesta muy importante publicada en diciembre por el Banco Central.
Sin embargo, el gasto del consumidor sigue aletargado y la deflación es un fantasma que sigue acechando a la economía. Pese a una política monetaria expansiva que se extiende hace años, Japón no ha logrado acabar de forma duradera con la deflación.
El martes, el indicador de los precios del consumidor registró un alza por onceavo mes consecutivo en noviembre, pero la inflación sigue lejos del objetivo de 2% establecida por el Banco de Japón, que considera que este indicador es crucial para reactivar la economía.
La tasa de inflación subyacente fue de 0,9% interanual en noviembre, según los datos publicados por el ministerio de Asuntos Interiores, todavía lejos del objetivo planteado por el emisor. La fortaleza del gasto de los hogares en noviembre puede ser una reacción a los datos débiles registrados en octubre, unas cifras que reflejaron el mal tiempo que hubo, explicó Kuwahara.
Pero como han mostrado la baja tasa de desempleo y el creciente número de empleos, las condiciones del mercado laboral son favorables y los ingresos de los hogares están aumentando gradualmente, dijo.
Sin embargo, el experto advirtió que una inflación fuerte sin un alza de los salarios que la sustente perjudica la demanda doméstica, lo que tiene un impacto negativo en la economía. El primer ministro, Shinzo Abe, artífice de una política de reactivación ha instado a las grandes empresas del país a subir los salarios en las negociaciones anuales, conocida como la ofensiva laboral del gobierno