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Falkland, Foreign Office, intereses y deseos

Viernes, 20 de octubre de 2017 - 06:41 UTC
   Edward Rogers enfatiza la diferencia entre “intereses” (que pueden ser determinados por terceros) y “deseos”  Edward Rogers enfatiza la diferencia entre “intereses” (que pueden ser determinados por terceros) y “deseos”

El pasado 14 de octubre bajo el título “Falklands y el aislacionismo en un intercambio epistolar” publicamos el intercambio entre dos referentes de las Islas Falklands, a propósito de cómo encarar el futuro político, particularmente el grado de aislacionismo, o no, del Territorio Británico de Ultramar en el Atlántico sur.

 Dijimos que ambos son nacidos en las Falklands y tienen más que sólidos y merecidos galones en la férrea defensa de la autodeterminación de las Islas y rechazo de plano de cualquier compromiso a propósito de la disputa de soberanía con Argentina, son ellos el legislador Mike Summers y el periodista Patrick Watts.

Empero ahora se ha sumado una tercera opinión, igualmente de consideración pues se trata también del electo legislador Roger Edwards, y refiere a la diferencia entre “intereses” y “deseos”.

El motivo de la diferencia de enfoques refiere a un discurso de MLA Summers al finalizar la legislatura, (hay elecciones el 9 de noviembre), y sostener que no hay que dejar la disputa de las Falklands con Argentina para que se hagan cargo las futuras generaciones, y argumentó que no existe nada en el mundo que sea enteramente insoluble, y puso como ejemplo el caso de Irlanda del Norte.

También sostuvo que en tanto haya una relativa paz en América del Sur y “en tanto se continúen a elegir gobiernos democráticos, y abracen el concepto de democracia y con ello también abracen el concepto de los derechos de los pueblos y derechos humanos, entonces en ese escenario hay esperanza”. Y las Falklands deben estar prestos a aprovechar oportunidades y presionar sobre ellas, pero sin ceder.

Ante esto el periodista Patrick Watts admitió sentirse algo perplejo por esas afirmaciones en las cuales se insinúa que la disputa de soberanía entre Gran Bretaña y Argentina respecto a las Falklands, es algo en que Isleños también deberían estar activamente inmersos en tratar de resolver.

Agrega que todos en las Falklands están al tanto que en lo que se refiere a Argentina un acuerdo en cuanto a la disputa sólo significa una cosa, y eso es el reconocimiento del reclamo de soberanía: básicamente que Gran Bretaña entregue las Islas a Argentina.

Watts recuerda además que tan sólo tres años el 99.8% de la población de las Islas votó abrumadoramente en un referendo para mantener la soberanía británica de las Islas.

También se pregunta, sin cuestionar para nada la determinación de MLA Summers en defensa de las Islas, si sus comentarios responden a un cambio de política del Foreign Office británico en cuanto a la futura relación de las Islas con Argentina, la cual tras casi 35 años del fin de hostilidades, persiste con el acoso tanto política como económicamente.

MLA Summers levantó el guante y afirmó que en ningún momento abogó por compromiso alguno en materia de auto determinación (y por extensión de la soberanía) con Argentina, sino tener confianza en la habilidad de hacer aquello que es correcto para las Islas Falkland, “sin enterrar nuestras cabezas en la arena o de hecho apoyando la política aislacionista Kirchnerista”.

En cuanto a un cambio de política del Foreign Office, “no está al tanto” y en todo caso si así fuere sólo la apoyaría si resulta en el mejor interés a largo plazo de las Islas Falklands, y remata que nunca ha tenido miedo en confrontar al gobierno de SM cuando las políticas parecen comprometer la seguridad y estatus soberano de las Falklands.

Y aquí tercia Roger Edwards quien en una breve carta, publicada en la última edición del Penguin News, cuestiona la afirmación de Summers quien estaría dispuesto a apoyar “una nueva política del Foreign Office”, si fuera “en el mejor interés de las Islas Falkland”.

Rogers subraya que siempre creyó que los “intereses” pueden ser determinados por otros y que para los “deseos”, de los Isleños son supremos y deben continuar como la política del gobierno de las Falklands.