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Sindicatos no descartan un “malón” sobre Brasilia si Temer sigue adelante con reformas laboral y jubilatoria

Martes, 2 de mayo de 2017 - 11:29 UTC
 Las marchas del 1 de Mayo en ciudades de Brasil sirvieron de palco a centrales sindicales para recordarle al presidente Temer que no aceptarán las reformas Las marchas del 1 de Mayo en ciudades de Brasil sirvieron de palco a centrales sindicales para recordarle al presidente Temer que no aceptarán las reformas
 El mandatario, en tanto, utilizó la simbólica fecha para defender sus medidas a través de un video publicado en las redes sociales. El mandatario, en tanto, utilizó la simbólica fecha para defender sus medidas a través de un video publicado en las redes sociales.

Los sindicatos brasileños tras la huelga general del viernes pasado, volvieron este lunes a la calle en el Día Internacional de los Trabajadores para rechazar nuevamente las reformas de trabajo y jubilatoria impulsadas por el gobierno de Michel Temer

 Las manifestaciones del 1 de Mayo en las principales ciudades de Brasil sirvieron de palco a las centrales sindicales para recordarle al presidente Temer que no aceptarán las reformas liberales que propone.

El mandatario, en tanto, utilizó la simbólica fecha para defender sus medidas a través de un video publicado en las redes sociales.

Uno de los puntos que más resistencia provoca afirma que “lo acordado valga por encima de lo legislado”, lo cual daría valor legal a los convenios pactados entre trabajadores y empleadores dentro de cada empresa, aún si estos acuerdos no se ajustan a las normativas laborales vigentes.

Según una encuesta del instituto Datafolha publicada este lunes por el diario Folha de Sao Paulo, el 71% de los brasileños se opone al nuevo modelo del sistema de jubilaciones y pensiones, que propone establecer una edad mínima para acceder a ese beneficio y lo establece en 62 años para las mujeres y 65, en el caso de los hombres.

El mismo sondeo reveló que más del 60% de los brasileños cree que la reforma laboral y la ley de tercerización favorecerán principalmente a los empresarios, mientras que Temer, quien calificó este 1 de Mayo como un “momento histórico”, recalcó los beneficios que tendrá para los trabajadores.

“Iniciamos una nueva fase, una nueva fase a favor del empleo”, recalcó el mandatario, en el poder de manera efectiva desde el 31 de mayo pasado, cuando Dilma Rousseff fue destituida por el Senado en un cuestionado juicio político.

Los líderes sindicales salieron a las calles en las principales ciudades del país y amenazaron con convocar a una nueva huelga general, si el gobierno nacional no modifica sus proyectos de reforma y escucha sus reclamos.

Paulo Pereira da Silva, líder de la central Fuerza Sindical, adelantó que están discutiendo la posibilidad de “una reunión de todas las centrales el próximo 8 de mayo para una especie de invasión de Brasilia”, la capital del país.

Desde un acto en la zona norte de la ciudad de San Pablo, el sindicalista afirmó que la huelga nacional del viernes pasado fue ”la más grande de la historia de Brasil (...) y si el gobierno no entendió (el mensaje) va a haber más”.

Al mismo tiempo, Vagner Freitas, jefe de la Central Única de los Trabajadores (CUT), ligada al Partido de los Trabajadores y al ex presidente y líder opositor, Lula da Silva, también se mostró impaciente con el gobierno.

”Las movilizaciones de los últimos meses y en especial la del último viernes, día de la huelga general, demostró que el pueblo entendió que Temer está transformando al mercado de trabajo en un gran mostrador para ofertar puestos precarizados, en una especie de esclavitud moderna. (...) Con el país hundido en la más larga y grave crisis económica desde la redemocratización (en 1985) la clase trabajadora no tiene nada que conmemorar en este Día del Trabajador”, sentenció Freitas.

Categorías: Política, Brasil.
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