El papa Francisco convocó este viernes en Egipto al Islam a “caminar juntos”, para rechazar la “violencia perpetrada en nombre de Dios”, al tiempo que pidió a las religiones “poner en práctica” el imperativo 'no matarás' y destacó la “incompatibilidad entre creer y odiar”.
Además, en su primer discurso de una visita de dos días que inició el viernes al país africano, Francisco pidió eliminar las situaciones de pobreza y de explotación, donde los extremismos arraigan fácilmente y criticó los populismos demagógicos que ciertamente no ayudan a consolidar la paz y la estabilidad.
En el campo del diálogo, especialmente interreligioso, estamos llamados a caminar juntos con la convicción de que el futuro de todos depende también del encuentro entre religiones y culturas, fue el llamado de Francisco durante su intervención en una Conferencia Internacional sobre la Paz organizada por la Universidad Al-Azhar, la mayor institución del islam sunnita.
Antes de su discurso, el Pontífice se reunió durante 20 minutos a solas con el Imán de la casa de estudios que representa a más de 1.200 millones de musulmanes moderados, Ahmed El-tayeb, quien lo había visitado el año pasado en el Vaticano.
En ese marco, tras recorrer la capital en un auto sin blindar, acompañado por cientos de agentes de civil y uniforme que custodian su paso desde las terrazas de El Cairo, remarcó que en el desafío de civilización tan urgente y emocionante, cristianos y musulmanes, y todos los creyentes, estamos llamados a ofrecer nuestra aportación.
Quien es diferente a mí, cultural o religiosamente, no debe ser visto y tratado como un enemigo, pidió, antes de destacar la importancia de reconocer los derechos y las libertades fundamentales, especialmente la religiosa para edificar un futuro juntos entre cristianos y musulmanes.
Hoy la religión no es un problema sino parte de la solución, sostuvo en un país de mayoría netamente musulmana, con un 10% de cristianos copto-ortodoxos y poco más de un 0.3% de católicos.
Tras recordar el mandato bíblico del 'no matarás', Francisco aseveró que siempre, pero sobre todo ahora, todas las religiones están llamadas a poner en práctica este imperativo, ya que es indispensable excluir cualquier absolutización que justifique cualquier forma de violencia.
La violencia, de hecho, es la negación de toda auténtica religiosidad, sentenció.
Como líderes religiosos estamos llamados a desenmascarar la violencia que se disfraza de supuesta sacralidad, convocó, de frente a un auditorio repleto de representantes de distintos credos, entre ellos El-tayeb y el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.