La principal central sindical de Argentina paralizó gran parte del país el jueves con la primera huelga general contra el presidente Mauricio Macri, al que acusa de golpear a los trabajadores con un ajuste de la economía que ha reducido su capacidad de compra. La huelga de 24 horas, organizada por la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT), logró una alta participación de los gremios del transporte.
Los dirigentes sindicales aseguran que la adhesión fue nacional, en tanto representantes del gobierno dijeron que en el interior del país el paro tuvo una repercusión limitada.
El paro, que contó con la presencia de otros sindicatos, sigue a una serie de fuertes protestas que en marzo mostraron las trabas que encuentra el Gobierno para aplicar su plan de apertura de la economía, en medio de una alta inflación que afecta el poder de compra de los asalariados.
El paro es contundente, dijo a periodistas Héctor Daer, uno de los tres líderes de la CGT.
En medio de un estancamiento de la actividad, Macri -un liberal que asumió la presidencia en diciembre del 2015- busca reactivar la economía con la llegada de nuevas inversiones, tras eliminar las restricciones que pesaban sobre los mercados luego de 12 años de gestión de la centroizquierda peronista.
La concentración económica crece y en la misma proporción crece la miseria. La situación es dramática. Hay que tomar medidas urgentes para generar empleo. Uno de cada tres argentinos es pobre, afirmó a Reuters uno de los secretarios de la CGT, Julio Piumato.
El Gobierno, que llegó al poder gracias a una alianza de centroderecha, acusó a los sindicatos -mayormente peronistas- de tener motivaciones políticas para la protesta, de cara a los comicios de medio término de octubre próximo.
Es un paro que no tienen razones, es un error que hayan llamado a este paro, que tiene un costo para el país, dijo el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.
Con una inflación que superó el 40% en el 2016, los trabajadores reclaman ajustes salariales que compensen la pérdida de poder de compra que sufrieron sus salarios en el último año.
En la capital Buenos Aires y zona metropolitana la protesta afectaba a los bancos, el transporte público, incluyendo los aeropuertos, y los puertos exportadores de granos, mientras que en algunos piquetes de trabajadores, que bloqueaban accesos a la capital argentina y algunas de sus principales avenidas, hubo violentos choques con la policía que procedió a desalojarlos.