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Mandato de Temer en la cuerda floja; surge nombre de posible “presidente provisional”

Miércoles, 29 de marzo de 2017 - 12:02 UTC
“Este proceso puede terminar en una elección indirecta de un nuevo presidente por parte del Congreso, en caso de que Temer sea destituido” “Este proceso puede terminar en una elección indirecta de un nuevo presidente por parte del Congreso, en caso de que Temer sea destituido”
El gran protagonista de todo este asunto es una de las figuras más polémicas, el presidente del tribunal electoral, Gilmar Mendes e integrante de la corte suprema El gran protagonista de todo este asunto es una de las figuras más polémicas, el presidente del tribunal electoral, Gilmar Mendes e integrante de la corte suprema

El mandato del presidente de Brasil, Michel Temer, quedó este martes en manos del Tribunal Superior Electoral, que debe evaluar si hubo irregularidades o delitos de corrupción en la financiación de la campaña vencedora de Dilma Rousseff en 2014, de la que fue vicepresidente y ahora busca ser juzgado en forma separada para evitar ser destituido en caso de condena.

 El proceso ante la justicia electoral pone nuevamente a Brasil dentro de la inestabilidad institucional, a menos de un año de la destitución de Rousseff como presidenta vía un juicio político que es calificado por la oposición a Temer como un “golpe parlamentario” dado que el Congreso la desplazó del poder bajo un cargo menor: irregularidades contables en el presupuesto.

“Este proceso puede terminar en una elección indirecta de un nuevo presidente por parte del Congreso, en caso de que Temer sea destituido, aunque preveo que los plazos no serán cortos”, dijo el abogado Fernando Neiffer, presidente de la Comisión de Derecho Electoral del Instituto de Abogados de San Pablo (IASP).

Lo cierto es que una nueva batalla política guiada por la delación de los ejecutivos de Odebrecht se trabará en la justicia electoral, luego de que el instructor del caso, el juez Herman Benjamin, entregara su informe luego de recolectar las pruebas en el proceso.

Todo está dominado por la declaración que dieron al máximo tribunal electoral los ex ejecutivos de la constructora Odebrecht, uno de los cuales, Claudio Melo Filho, acusó a Temer de pedirle US$ 3 millones en 2014 para su fuerza, el Partido del Movimiento de la Democracia del Brasil (PMDB), distribuidos en efectivo y en forma ilegal.

Pero también Marcelo Odebrecht, heredero del imperio de la ingeniería condenado a 19 años de prisión que en diciembre podrá quedar libre debido a su delación premiada, dijo que Rousseff “sabía” que él le pagaba ilegalmente en paraísos fiscales en el exterior a su publicista de campaña, Joao Santana.

Sin embargo, el empresario “arrepentido” admitió que nunca habló con Rousseff sobre ese asunto. Rousseff y Temer pidieron anular las declaraciones de Odebrecht porque forman parte de la Operación Lava Jato y de un acuerdo de delación premiada.

El pedido de esta investigación fue realizado por el candidato derrotado por Rousseff en 2014, Aecio Neves, senador y presidente del Supremo Tribunal Federal (STF).

Pero posteriormente Neves se alió a Temer en 2016 y formaron un programa de gobierno y una fuerza parlamentaria que retiró a Rousseff del poder. En caso de que Rousseff y Temer sean condenados, estarán inhabilitados para cargos públicos por 8 años.

El gran protagonista de todo este asunto es una de las figuras más polémicas del llamado “Mundo Brasilia”, el presidente del tribunal electoral, Gilmar Mendes, también integrante de la corte suprema y asiduo visitante a cenas y almuerzos al Palacio del Jaburú, la residencia de Temer en Brasilia.

Mendes fue abogado del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) y es tal vez el juez más poderoso del país, al punto que varios columnistas de los principales diarios han considerado el domingo pasado que el magistrado es un candidato para ser electo en forma indirecta por el Congreso como presidente en caso de una condena rápida de Temer.

Categorías: Política, Brasil.