Dinamarca tiene serios problemas para mantener “anclada” su divisa al euro. Los inversionistas y agentes extranjeros se muestran ávidos por comprar activos daneses, mientras que los nórdicos optan por el ahorro antes que por la inversión doméstica -ese exceso de ahorro financia el déficit por cuenta corriente de otros países.
Como resultado hay una presión 'apreciadora' sobre la corona danesa que cotiza en las 7,43 unidades por Euro. Helge Pedersen, economista jefe en Nordea, explica en una entrevista con Bloomberg que el constante y masivo influjo de capitales está añadiendo presión al alza sobre la corona.
Dinamarca tiene uno de los superávits relativos por cuenta corriente más grandes del mundo, según datos de Eurostat, en 2015 supuso el 9,2% del PIB y en 2016 se cree que esta cifra podría estar muy cerca del 10%. De este modo, Dinamarca incrementa trimestre tras trimestre el tamaño de su posición de inversión internacional neta (PIIN), que en el tercer trimestre de 2016 ya alcanzó el 58% del PIB danés, un nuevo récord histórico para el país.
La balanza por cuenta corriente está formada por la balanza comercial, balanza de servicios, el saldo de rentas (rentas del trabajo y del capital) y la balanza de transferencias -remesas, subvenciones o transferencias unilaterales sin contrapartida. Si el saldo de la cuenta corriente es positivo quiere decir que el país ingresa más por comercio o rentas del trabajo, de lo que paga al resto.
Este superávit por cuenta corriente parece haberse convertido en una tendencia estructural: Este tipo de tendencia puede perpetuarse, una vez que te conviertes en acreedor del resto del mundo, empiezas a recibir intereses y pagos de dividendos, lo cual engrandece aún más ese superávit, afirma Petersen.
La balanza de rentas cada vez presenta un superávit mayor gracias a la cantidad de activos extranjeros en manos de residentes daneses. Este superávit se encuadra dentro de los desequilibrios que intenta prevenir y corregir la Unión Europea entre sus miembros, con el objetivo de lograr cierta cohesión dentro del bloque y una especie de armonización económica que beneficie el desarrollo de la región.
La coalición de centro derecha que gobierna en Dinamarca no ha dudado en señalar que no van a hacer nada al respecto. Simon Emil Ammitzboll, ministro de Economía, ha sentenciado que no hay necesidad de intervenir. Ante esta situación, el banco central de Dinamarca ha reanudado las intervenciones en el mercado de divisas para debilitar la corona. La última vez que tuvo que intervenir fue en junio y julio de 2016, fecha en la que Dinamarca se convirtió en refugio para los inversores que huían del efecto Brexit.
La institución monetaria se ve obligada a incrementar la oferta de coronas danesas para que el precio (tipo de cambio) no se aprecie y mantenga su anclaje al euro. Este tipo de política monetaria podría desembocar en una peligrosa burbuja de algunos tipos de activos como los inmobiliarios.