La Iglesia Luterana Noruega dejará de depender de forma directa del Estado a partir de este primero de enero, culminando un proceso iniciado la década pasada y que convertirá a este país nórdico de forma oficial en laico.
Los más de 1.700 pastores y otros puestos eclesiásticos dejarán de ser empleados públicos nombrados por el Estado, que no dirigirá ya en última instancia a la Iglesia, sino un Consejo Eclesiástico elegido por sus propios miembros.
El rey Harald V no será la máxima autoridad de la Iglesia y desaparecerá también la obligación formal de que la mitad del gobierno profese la religión protestante.
La medida fue aprobada en forma de ley por el Parlamento noruego de forma unánime el pasado mayo, ocho años después de que una mayoría de la Cámara alcanzara un acuerdo que se plasmó en la introducción de varias modificaciones en la Constitución en 2012.
Es considerado por la propia Iglesia Luterana noruega como el mayor cambio organizativo en sus quinientos años de historia le pondrá a la par de Suecia, que ya aprobó a principios de este siglo la separación del Estado, algo que todavía no ha ocurrido en Dinamarca, otro país nórdico de mayoría protestante.
Aunque las dos instituciones estarán formalmente separadas y la protestante ya no será la religión oficial, la Iglesia Luterana será considerada aún “la Iglesia Nacional noruega y será apoyada como tal por el Estado”, según consta en la Constitución tras las últimas modificaciones.
Esa formulación ha sido criticada no obstante por varias voces de la sociedad de este país escandinavo. “No se trata de una separación real. El Parlamento dio un paso adelante esta vez, pero no lo suficiente largo ”, criticó esta semana en Oslo Kristin Mile, secretaria general de la Asociación Humanista Noruega.
Esta institución, el tercer grupo confesional del país con unos 86.000 miembros, sostiene que mientras se mantenga esa formulación, la Iglesia Luterana continuará siendo en la práctica estatal y vinculará a los noruegos con una determinada confesión.
Lo que la nueva reforma no ha evitado de momento es el descenso continuado de miembros de la Iglesia Luterana, un fenómeno similar al experimentado en los últimos años en el resto de países escandinavos. La Iglesia Nacional Luterana perdió en 2015 la cifra récord de 15.486 miembros, por lo que ahora consta de 3,76 millones, el 72% de la población.
Los pertenecientes a otras confesiones religiosas -el islam y el catolicismo, mayormente- sumaron en cambio 622.000 miembros, un 11 % más que el año anterior, lo que ahora con la nueva reforma se traducirá en una mayor asignación económica por parte del Estado.
Las autoridades noruegas han asignado no obstante 1.900 millones de coronas (209 millones de Euros) a la Iglesia Luterana para el próximo año, un 3,3% más que en 2016, al considerar que necesita más dinero para iniciar su nueva etapa como una institución independiente.