Siete manifestantes fueron arrestados por lanzar piedras durante una protesta en el vehículo en el que el presidente argentino Mauricio Macri viajaba el miércoles por la ciudad sureña de Villa Traful, en la provincia de Neuquén. Las piedras rompieron los vidrios del monovolumen, pero nadie en el interior resultó, según se informó.
En un principio, se pensó que los agresores provenían de la Asociación de Trabajadores Estatales ATE, que admitió estar detrás del escrache por 27 despidos recientes, pero se distanció de los piedrazos .
Después del incidente, la agenda del jefe de Estado continúa de manera normal, dijo el gobierno a través de un comunicado. En Villa Traful, Macri declaró abierta la nueva oficina de turismo local.
El presidente viajaba en una minivan no blindada perteneciente a la Comisión de Desarrollo de Villa Traful.
La investigación policial condujo rápidamente a la detención de cuatro mujeres y tres hombres que fueron encontrados dentro de una casa de Villa Traful. Todos los sospechosos fueron trasladados a San Martín de los Andes para su posterior interrogatorio e identificación.
Macri, que se encuentra en la cercana Villa La Angostura, visitó Villa Traful para participar en la inauguración del Centro de Interpretación e Información Turística y Ambiental. A pocos metros del lugar, la caravana presidencial sufrió un ataque con piedras que terminó en vidrios rotos y ningún herido en la comitiva presidencial.
En el acto, que se desarrolló con absoluta normalidad, Macri dijo que esperaba un futuro sin violencia porque no sirve de nada atacarnos, no sirve de nada dividirse cuando tenemos que estar juntos para reducir la pobreza.
De los 1.200 habitantes de Villa Traful, unos 500 se habían reunido para dar la bienvenida a Macri porque nunca antes en la historia del lugar un ministro del gobierno nacional, y mucho menos un presidente, se molestó en visitarlos, dijeron fuentes locales.
El 12 de agosto, Macri debió interrumpir un acto político en la ciudad de Mar del Plata, cuando en otro hecho de barbarie política también le arrojaron piedras sin mayores consecuencias, salvo las dudas que plantean los dispositivos de seguridad presidencial.