El Papa advirtió a empresarios católicos sobre el riesgo de “corrupción”, que calificó de “la peor plaga social y un fraude de la democracia”, y les instó a “tratar de convencer a los gobiernos de abandonar cualquier tipo de actividad de guerra”. También advirtió a la vicepresidenta argentina Gabriela Michetti sobre la venta irrestricta de tierras a extranjeros.
Todas las actividades humanas, incluso las empresas, pueden ser un ejercicio de misericordia, que es una participación en el amor de Dios por los hombres, dijo el pontífice en una audiencia a los participantes de la Conferencia Internacional de Asociaciones de Empresarios Católicos (UNIAPAC). El Pontífice también advirtió sobre tres riesgos: el riesgo de usar bien el dinero, el riesgo de la honestidad y el riesgo de la fraternidad.
Francisco también expresó que hablar de compañías nos pone inmediatamente en contacto con una de las cuestiones más difíciles de la percepción moral: el dinero al que calificó como el estiércol del diablo.
En opinión del Papa, el dinero debe servir más que gobernar, el dinero es sólo un instrumento técnico de intermediación, de comparar valores y derechos, de cumplir obligaciones y de ahorro, pero no tiene valor neutral, sino que adquiere valor según el propósito y las circunstancias en las que se utiliza, sostuvo. Cuando afirmas la neutralidad del dinero, estás cayendo en su poder, sentenció.
En ese contexto, Francisco postuló que las empresas no deberían existir para ganar dinero, aunque el dinero sirva para medir su funcionamiento, sino que las empresas existen para servir y que es urgente recuperar el sentido social de la actividad financiera y bancaria, con la mejor inteligencia e inventiva de los empresarios, a quienes pidió arriesgarse a complicarse la vida, al tener que renunciar a ciertos beneficios.
También indicó que el crédito debe ser accesible para las familias, las pequeñas y medianas empresas, los campesinos, las actividades educativas, en contraposición a cómo funcionan los mercados, que hacen al crédito más accesible y más barato para aquellos que tienen más recursos y más caro y difícils de conseguir para los que tienen menos.
El Papa también definió la corrupción como la peor plaga social, porque es la mentira de buscar el beneficio personal o del propio grupo bajo el disfraz de un servicio a la sociedad, es la destrucción del tejido social bajo las apariencias de la ley; es la ley de la selva disfrazada de aparente racionalidad social, dijo.
El jueves en Papa también se reunió durante una hora con la vicepresidenta argentina Gabriela Michetti en su residencia en el Vaticano. Le pidió que prestara atención a la venta ilimitada de tierras a los extranjeros, y consideró que la lucha contra la corrupción que está incrustada en nuestra clase dominante es de la mayor importancia, se informó.
Según un comunicado de prensa de la vicepresidencia argentina, el Papa y la titular del Senado hablaron de varias cuestiones en el mundo, y en particular el Plan Nacional de Hábitat, a través del cual se urbanizan las localidades más vulnerables del país, como se está haciendo en la Ciudad de Buenos Aires.
Michetti también señaló que el Pontífice estaba interesado en un proyecto promovido por ella para la recuperación de la artesanía textil que incluirá la capacitación de mujeres en todo el país en calidad y diseño para vender sus productos al mundo.
Francisco también le pidió a Michetti que vigile la deforestación ilegal y la venta ilimitada de tierras a los extranjeros.
Fue un encuentro muy cálido, tuvimos una charla muy similar a la que solíamos mantener más regularmente en Buenos Aires, dijo la vicepresidente.