La ex presidenta argentina dijo que no es amiga del empresario Lazaro Baez, quien recibió cerca del 80 por ciento de todas las obras públicas en la provincia de Santa Cruz, cuando fue gobernada por su difunto esposo y posteriormente también presidente Néstor Kirchner.
La ex presidenta argentina, Cristina Fernández, dijo que había una formidable maniobra de persecución política en contra de ella, luego de testificar por escrito ante el juez Julian Ercolini el lunes por presunta corrupción en la adjudicación de obras públicas, y acusó a su sucesor Mauricio Macri de el actual desastre económico y social que se pretende eclipsar mediante el escándalo judicial.
La ex presidenta cuestionó a los fiscales y al juez por sospechar que ella y su difunto esposo y predecesor Néstor Kirchner (2003-2007) crearon una conspiración para beneficiar al empresario Lazaro Baez, cercano a ambos.
Fernández afirmó que este proceso judicial es una maniobra formidable de persecución y acoso político, acoso, lo cual no es original y recordó que el ex presidente Lula da Silva en Brasil había sufrido algo similar. Representamos los procesos de inclusión, hemos construido millones de argentinos, dijo.
Ella calificó al gobierno de Macri de conspiración terrorista con sus medidas económicas y lo acusó de buscar la proscripción de un movimiento político en referencia al peronismo actual. Los fiscales Gerardo Pollicita y Juan Mahiques ampliaron recientemente la acusación contra la ex presidenta a partir de las nuevas pruebas sobre la supuesta adjudicación discrecional de obras a Austral Construcciones, dirigida por Báez en la sureña provincia de Santa Cruz, gobernada por Kirchner antes de convertirse en presidente.
Los fiscales denunciaron un operativo criminal ”a través del Poder Ejecutivo y los órganos de la administración del Estado, orientados al robo de fondos públicos a través de la estructura funcional se montó mediante la asignación discrecional de casi el 80% de los proyectos viales adjudicados en la provincia de Santa Cruz ,