El ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, renunció entre fuertes rumores sobre supuestas presiones del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), al parecer descontento con su acción frente a la corrupción, informaron fuentes oficiales. Cardozo estaba en el cargo desde enero de 2011, cuando llegó al poder la presidenta Dilma Rousseff, y estaba considerado como uno de los más fieles escuderos de la mandataria.
El Gobierno confirmó la salida de Cardozo en una escueta nota oficial, en la que indicó que su cargo será ocupado por Wellington Cesar Lima, un abogado con carrera en el sector público y vinculado al actual ministro de la Presidencia, Jacques Wagner.
Cardozo, por su parte, pasará a encabezar la Abogacía General de la Unión, cuyo titular, Luis Inacio Adams, ya había anticipado su decisión de dejar el cargo.
La posibilidad de la renuncia de Cardozo fue conjeturada durante el fin de semana por la prensa local, que atribuyó su decisión a las “presiones” que estarían ejerciendo sectores de la base oficialista salpicados por las investigaciones sobre corrupción en la estatal Petrobras y en otras áreas de la administración pública.
El malestar con Cardozo, según esas versiones, estaría encabezado por el PT, al que pertenece Rousseff, que habría pedido la salida del ministro debido a un alegado “descontrol” en la Policía Federal, responsable de las investigaciones sobre corrupción.
De esos rumores se hizo eco hoy la Asociación de los Comisarios de la Policía Federal, que en un comunicado criticó la posibilidad de que Cardozo dejara el cargo.
“Los comisarios de la Policía Federal recibieron con una extrema preocupación las noticias sobre una inminente salida del Ministro de Justicia en razón de presiones políticas”, dice la nota.
El comunicado agrega que “la Policía Federal defenderá la independencia funcional y la libre conducción de las investigaciones criminales y adoptará todas las medidas para preservar la poca, pero importante, autonomía que la institución conquistó”.
Según la prensa local, en una convención celebrada el pasado sábado en Río de Janeiro para celebrar los 36 años de la fundación del partido, dirigentes del PT exigieron la renuncia de Cardozo a fin de que el Gobierno ejerciera un mayor “control” sobre la Policía Federal, que depende del Ministerio de Justicia.
Ese cuerpo de seguridad, junto con el Ministerio Público, se ha ocupado de las investigaciones en la petrolera Petrobras, que han llevado a prisión al ex-tesorero del PT Joao Vaccari y a otros dirigentes históricos del partido, como el ex-ministro José Dirceu.
Otras investigaciones de la Policía Federal apuntan a supuestas irregularidades atribuidas al ex-presidente Lula da Silva, fundador del PT, antecesor y padrino político de Rousseff.
Cardozo, que también pertenece a esa formación, ha defendido en declaraciones públicas a los dirigentes del PT salpicados por denuncias, pero también garantizó siempre que la Policía Federal y el Ministerio Público tienen una plena autonomía para realizar su trabajo.
La presidenta fue la gran ausente en las celebraciones por los 36 años del PT, que en la convención del pasado fin de semana exigió que el Gobierno modifique su política económica y suavice el severo ajuste fiscal que ha impuesto para intentar recuperar el equilibrio de las cuentas públicas.
Fuentes oficiales argumentaron que Rousseff no acudió a la cita de su partido porque se encontraba en una visita oficial a Chile, aunque regresó a Brasilia el mismo sábado, horas antes de la clausura de la convención.