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El Mercosur y el comercio

Lunes, 11 de enero de 2016 - 14:31 UTC
Los países en desarrollo miembros de la OMC no tienen alternativa, según Barbosa. Los países en desarrollo miembros de la OMC no tienen alternativa, según Barbosa.
En la última cumbre de Mercosur continuó la incertidumbre en relación al interés de la Unión Europea (UE) en aceptar la negociación con el Mercosur. En la última cumbre de Mercosur continuó la incertidumbre en relación al interés de la Unión Europea (UE) en aceptar la negociación con el Mercosur.

Por Rubens Barbosa (*) - La reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) realizada en diciembre en Nairobi, en la práctica, enterró la moribunda Ronda de Doha.

 Con claras manifestaciones de los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, los Ministros de 162 países miembros, por primera vez desde el lanzamiento de la Ronda de Doha en 2001, no reafirmaron el interés en mantener las negociaciones de la Agenda para el Desarrollo. Los países en desarrollo y los emergentes (China, India y Brasil) consiguieron un paquete reducido de medidas (pendientes de la Ronda de Doha), incluyendo la suspensión de los subsidios a la exportación para productos agrícolas hasta 2020 por parte de los países desarrollados (solo existen en Suiza, Canadá y Noruega), nuevas orientaciones para la financiación de exportaciones agrícolas y el acceso a los mercados de países desarrollados por parte de los países pobres productores de algodón sin plazo para su implementación.

La declaración final mantiene, por lo tanto, la posibilidad de negociación de algunos ítems de Doha y abre espacio para temas nuevos en el ámbito de la OMC. Los Estados Unidos dejaron claro, sin embargo, que solo se van a involucrar si los entendimientos se procesan de acuerdo a los mandatos de Doha y a las reglas de la OMC. O sea, sin las flexibilidades hoy otorgadas a los países en desarrollo y emergentes. Con eso, China, pero también Brasil e India, tendrán que negociar de igual a igual con los países desarrollados pues las disciplinas tendrán que ser las mismas para todos, apenas con variación de plazos.

Principios como el del consenso en la toma de decisiones, tratamiento especial y diferenciado, “single undertaking”, y áreas como prioridad para la agricultura, eliminación de subsidios y medidas restrictivas a la exportación están amenazados por la negativa de los países desarrollados y podrán no volver a determinar las negociaciones en el contexto de la OMC

Los países desarrollados deberán ignorar la agenda tradicional y seguir discutiendo acuerdos plurilaterales (preferenciales y discriminatorios) en oposición a los multilaterales (aprobados por todos los países miembros) sobre temas sectoriales como servicios, bienes ambientales, de tecnología de la información, sin que hasta el momento el Mercosur haya participado en esos entendimientos.

Mientras tanto, en la última década, la naturaleza de las negociaciones comerciales se transformaba y los países desarrollados avanzaban los entendimientos para acuerdos limitados con reglas que van más allá de la OMC, la gran mayoría de los países miembros de la Organización, incluso los países del Mercosur, insistieron en pelear por una negociación multilateral basada en premisas inviables debido al creciente número de países miembros, a la complejidad de las negociaciones y a la dificultad de acordar en materia de agricultura en razón de la gran diferencia de intereses, en especial el deseo de los países desarrollados de graduar a China y terminar con su status de miembro de reciente acceso.

Además del acuerdo de facilitación de comercio, ratificado por 57 países, se adoptó en Nairobi el acuerdo de tecnología de la información con más de 50 participantes y se está avanzando un acuerdo sobre bienes ambientales.

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica -TTP, con Estados Unidos y Japón, además de diez países que incluyen a Chile, Perú y México en nuestro continente, se concluyó y deberá ser firmado en febrero, trayendo toda una nueva filosofía de acuerdos, abiertos para los que quieran adherirse, con reglas que van más allá de las existentes en la OMC o que incluso aún no existen en ella.

Los países en desarrollo miembros de la OMC no tienen alternativa. O aprueban la inclusión de nuevos temas, sectoriales, con participación limitada de países que quieran acompañar las nuevas reglas -creadas por inspiración y liderazgo de los Estados Unidos- o la OMC quedará restringida apenas a su función de mecanismo de solución de controversias.

En la última reunión presidencial del Mercosur, realizada en Asunción, continuó la incertidumbre en relación al interés de la Unión Europea (UE) en aceptar la negociación con el Mercosur. Sí y cuando las negociaciones entre el Mercosur y la UE se realicen, las autoridades del Mercosur se enfrentarán a esas nuevas realidades y tendrán que actuar de acuerdo con los intereses del sector productivo y exportador y no ideológico.

(*) Rubens Barbosa es actualmente presidente del Consejo de Comercio Exterior de la FIESP (Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo). Con un posgrado de la London School of Economics and Political Science, Barbosa ha estado vinculado a asuntos comerciales de la Cancillería de Brasil. También fue embajador en Londres y posteriormente en Washington.