El ex-presidente brasileño Lula da Silva, antecesor y padrino político de Dilma Rousseff, calificó como “insana” la decisión del Congreso de iniciar un juicio político con fines de destitución contra la mandataria, en tanto Carlos Araújo, ex marido y asesor de la presidenta dijo que todo se trata de una venganza de un corrupto reconocido.
En su primera declaración sobre la crisis provocada por la decisión del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de poner en marcha el juicio contra la jefa de Estado, Lula acusó al legislador de actuar motivado por intereses particulares y no por los intereses del país.
“Me siento indignado con lo que están haciendo con el país. Cunha sólo está pensando en él. No piensa en el país, en la economía. Brasil no merece eso. Es algo insano”, dijo el líder del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
El ex mandatario aseguró que la decisión del jefe de los Diputados paralizará al país, dificultará aún más las relaciones entre Ejecutivo y Legislativo y agravará la crisis en la economía, que este año entró en recesión y, según analistas, puede sufrir una contracción del 4%, su peor resultado en los últimos 25 años.
“No pueden permitir que esa locura provocada por Eduardo Cunha demore mucho. Tienen que resolver eso inmediatamente”, afirmó.
De acuerdo con el ex presidente, la apertura del juicio político se produce en momentos en que el Gobierno de Rousseff hacía esfuerzos para poner a flote la economía y cuando discutía con el Congreso las reformas necesarias para incentivar el crecimiento.
Araújo por su parte señaló que Cunha está siguiendo un pedido del senador Aécio Néves, presidente del PSDB, principal opositor al gobierno de Rousseff y de las “fuerzas golpistas” lideradas por el legislador.
“Es una violencia. En el Congreso son capaces de cualquier cosa. Pero no van a tener los votos suficientes para imponer esa violencia”, manifestó el ex marido de Rousseff al diario Zero Hora.
Para que el juicio político continúe, la Cámara de Diputados debe aprobar el procedimiento por dos tercios de los 513 legisladores que la componen.
“Esto aquí no es Paraguay. Es una cosa hecha para intimidar, para que el país continúe con dificultades económicas y frenar el proceso de superación de las crisis” continuó, haciendo alusión al juicio político que tuvo lugar en Paraguay en junio de 2012 y por el cual fue destituido el entonces presidente Fernando Lugo.