El gobierno de Dilma Rousseff en un documento remitido al Congreso admite que el déficit previsto originalmente puede ser aún mayor, ya que se han contabilizado posibles ingresos por 11.000 millones de reales (2.820 millones de dólares) por unas subastas de represas hidroeléctricas que aún no ha sido confirmado que se realicen este año.
El documento, divulgado por los ministerios de Planificación y de Hacienda, aclara además que en el cálculo de déficit no se incluyen las deudas que el Gobierno mantiene con la banca pública en razón de montos no depositados y correspondientes a diversos planes sociales.
Esas deudas fueron calculadas por el Tribunal de Cuentas en unos 40.000 millones de reales (10.256 millones de dólares) y el Gobierno informó que no las ha contabilizado en su previsión de déficit pues aún negocia la forma en que serán saldadas.
Aún así, el déficit primario del 1% del producto interno bruto (PIB) que se calcula para este año sería el mayor de la historia y seguiría al registrado ya en 2014, que fue equivalente al 0,36% del PIB.
A inicios de este año, el Gobierno esperaba llegar a diciembre con un superávit primario equivalente del 1,2% del PIB, pero luego reviso la previsión a la baja y calculó un déficit de 0,7%, que ha sido elevado en el documento entregado al Congreso.
La economía brasileña está desde mediados de este año en recesión técnica y, según las previsiones de analistas del sector privado, en 2015 encogerá en torno al 3%, una contracción que, en su nueva revisión, el Gobierno ha situado ahora en 2,8%.
Por esa delicada situación, la calificadora de riesgo Fitch rebajó hace diez días la nota soberana de Brasil y lo dejó al borde de perder el llamado “grado de inversión”, un estatus que ya le fue retirado al país por parte de la agencia Standard & Poors.
El ministro de Hacienda, Joaquim Levy, quien presentó una propuesta de ajuste fiscal para enderezar las cuentas del Gobierno, reiteró este martes que Brasil “necesita más impuestos, así sean provisionales” y que se requiere “una sacudida” para retomar el crecimiento en 2016.
Al intervenir en un seminario económico en Sao Paulo, también se quejó que la actual crisis política ha impedido que la base oficialista se una para aprobar las medidas de ajuste fiscal y los proyectos para aumentar la recaudación que el Gobierno presentó a consideración del Parlamento.