El gobierno venezolano arremetió nuevamente contra Guyana pese a confirmar el regreso de su embajadora a Georgetown y el beneplácito para la representante guyanesa en Caracas. El vicepresidente venezolano, Jorge Arreaza, denunció “las absurdas e irracionales acciones” del gobierno guyanés para “desconocer sus compromisos internacionales aludiendo a falsas protecciones”.
Según un comunicado leído por Arreaza en la televisión gubernamental, el propósito de estas acciones es “generar una situación de agresión contra Venezuela”.
La denuncia de Arreaza se produjo después de que el presidente guyanés, David Granger, acusara a Venezuela de tener “ambiciones expansionistas” y de pretender “desestabilizar” la región, durante su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Más temprano, la cancillería venezolana confirmó el retorno de su embajadora a Georgetown y el beneplácito en Caracas para la representante guyanesa.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, giró instrucciones a la embajadora en Georgetown, Reyna Arratia, para lograr la “reactivación de las distintas áreas de cooperación económica, energética, comercial y financiera” con Guyana, precisó un comunicado de la cancillería venezolana.
El 27 de septiembre, Maduro y Granger pactaron el regreso de sus representantes diplomáticos para normalizar las relaciones, durante una reunión con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
La histórica disputa entre Venezuela y Guyana por el territorio del Esequibo escaló a comienzos de mayo, cuando la Exxon Mobil reportó un hallazgo significativo de petróleo en una concesión realizada por Georgetown, ubicada a 200 km de sus costas. Venezuela reclama soberanía sobre las aguas frente a la región del Esequibo donde estaría el hallazgo.
En cuatro meses de disputa, ambos mandatarios hicieron declaraciones altisonantes. En julio, desde Washington, Granger acusó a Maduro de tener pretensiones imperialistas, a lo que el mandatario venezolano respondió que el viaje de su par guyanés a Estados Unidos había sido pagado por la Exxon Mobil, y que esa compañía estadounidense financiaba un “lobby internacional” contra Venezuela.
Previamente, Granger había expresado su preocupación por el aumento de tropas venezolanas cerca de la frontera con esta ex-colonia británica, tras lo cual el gobierno venezolano anunció ejercicios militares en el este del país.