“Piensen con la cabeza y no se dejen llevar de las narices por todos los zurdos que son los que armaron la cosa”. Esas fueron las palabras del Papa Francisco al referirse a las acusaciones contra el obispo chileno de Osorno, Juan Barros, quien ha sido denunciado como presunto encubridor de los abusos imputados al ex párroco Fernando Karadima.
En un video revelado por medios chilenos, y grabado en mayo, el Pontífice señaló que “la única acusación que hubo contra ese obispo fue desacreditada por la corte judicial, así que por favor no pierdan la serenidad”.
En esa línea manifestó que “la Iglesia perdió la libertad dejándose llenar la cabeza por políticos, juzgando a un obispo sin ninguna prueba después de 20 años de ser obispo”. Agregó que “Osorno sufre sí, por tonta, porque no abre su corazón a lo que Dios dice y se deja llevar por las macanas que dice toda esa gente”.
“Yo soy el primero en juzgar y castigar a alguien con acusaciones de ese tipo pero en este caso ni una prueba, al contrario, de corazón se lo digo”, finalizó.
Jaime Coiro, entonces vocero de la Conferencia Episcopal de Chile (Cech), contó a La Tercera que fue a él a quien el Papa hizo esos comentarios. Relató que “fue en el contexto de un viaje familiar y personal, el 6 de mayo de este año, en el cual yo estaba junto a mi familia en la Plaza San Pedro. Su Santidad se acercó en esa audiencia pública y yo le dije que Chile y la Iglesia de Osorno está rezando mucho por él, y fue en ese minuto cuando él formuló esos comentarios”.
El actual secretario general adjunto de la Cech dijo no haber formulado pregunta alguna al Pontífice. “A mi regreso le informé sobre lo ocurrido a mi superior en la Conferencia Episcopal”, añadió.
Juan Carlos Claret, vocero del movimiento Laicos de Osorno -que denunció a Barros- atribuyó responsabilidad en los dichos del Papa al nuncio, Ivo Scapolo. “El nuncio ha mal informado al Papa”, señaló Claret.