Las dudas que el vicepresidente Michel Temer manifestó sobre la continuidad en el cargo de la mandataria Dilma Rousseff si persisten las dificultades económicas y políticas del país agitaron la crisis en que se ha sumergido Brasil.
Así fue que el Real se depreció 2,6% frente al dólar, moneda que superó la barrera simbólica de los 3,8 Reales y terminó la semana negociada a 3,857 reales para la compra y a 3,859 para la venta en el tipo de cambio comercial brasileño, su mayor valor desde octubre de 2002.
En la semana, la denominación brasileña se devaluó un 7,6% respecto a la divisa estadounidense.
Por su parte, el índice Bovespa de la Bolsa de San Pablo bajó un 1,8% y cerró la última sesión de la semana en los 46.497 puntos. En las cinco sesiones de la semana, la plaza acumuló una variación negativa del 1,4%.
Temer, primero en la línea de sucesión en caso de una renuncia o destitución de la presidenta, admitió en una reunión privada con un grupo de empresarios que será difícil que Rousseff llegue al fin de su mandato, en 2018, en el actual contexto político y económico, que ha derrumbado su tasa de aprobación a un histórico 8%.
El audio de esa reunión, realizada este jueves en San Pablo, fue obtenido y difundido por medios locales y obligó al Gobierno a salirle al paso a más de una teoría de la conspiración que circuló por Brasilia.
Temer es una figura fundamental para la gobernabilidad y leal a la presidenta y a los intereses de Brasil, dijo al canal Globo el ministro de Información, Edinho Silva, tras conocerse las polémicas opiniones del vicepresidente.
Según Silva, esas expresiones, si se usan fuera de contexto, pueden ser malinterpretadas, pero en el contexto queda claro que el objetivo del vicepresidente es unificar al Gobierno en búsqueda de una mejoría de su popularidad.
De acuerdo con el audio, Temer aludió a la bajísima tasa de apoyo que tiene Rousseff, cuya imagen ha sido arañada por una economía ya en recesión y la fragmentación de su base parlamentaria a consecuencia de un escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, por el que se investiga a medio centenar de políticos, en su mayoría oficialistas.
Hoy realmente el índice es muy bajo, reconoció Temer, y apuntó que nadie puede resistir tres años y medio con un apoyo tan escaso e índices de rechazo en torno al 70%. Si continúa así, con un 7 u 8% de popularidad, será difícil, indicó.
Temer consideró, sin embargo, que si la economía comienza a mejorar y la clase política colabora, el índice (de aprobación) puede volver a niveles razonables.
En ese sentido, añadió que es preciso trabajar para poder estabilizar” tanto la economía como la relación del Gobierno con las cámaras legislativas.
A esto se sumó el rumor de una posible salida de Joaquim Levy, un nombre de agrado del mercado por su propuesta de ajuste fiscal que no pudo concretarse en plenitud por las trabas en el Congreso a la iniciativa del Gobierno. Dichas versiones sumaron mayor inestabilidad a la situación económica y financiera del país.