El gobierno brasileño calcula que la corrupción en la estatal Petrobras ha tenido un impacto negativo en la economía equivalente a un 1% del PIB, afirmó el ministro de la Presidencia, Aloizio Mercadante.
“Es evidente que la investigación tiene impacto” en la actividad económica, dijo Mercadante en la Comisión de Minas y Energía de la Cámara de Diputados, en la que analizó el delicado momento económico del país y su impacto en la industria naval brasileña.
El ministro citó y respaldó informes de consultorías privadas, que calculan que la economía ha perdido el equivalente a un 1% del PIB debido al impacto de la investigación en Petrobras, que no sólo afecta a esa poderosa empresa, sino también a las mayores compañías privadas del país en el área de la construcción.
Según Mercadante, “el combate a la corrupción es benéfico para la gobernabilidad y también para la democracia, pero tiene un impacto económico”, que en este caso se magnifica por las grandes empresas privadas que están implicadas en el asunto.
El escándalo ha surgido en momentos en que la economía brasileña se ha frenado en seco, al punto de que todas las previsiones, hasta las del propio Gobierno, apuntan a que este año se contraerá al menos un 1,5%.
El ministro explicó que el nivel de inversiones de las empresas privadas implicadas en los hechos de corrupción en Petrobras ha caído a mínimos, lo cual repercute en toda la actividad económica del país.
Agregó que esa situación surgió en coincidencia con la caída de los precios de las materias primas, que constituyen el grueso de las exportaciones del país, y con nuevas turbulencias cambiarias, que le restaron valor a la moneda brasileña y afectan la tasa de inflación, que los expertos privados calculan que llegará este año al 9,5 %.
En relación a la industria naval, que tuvo un extraordinario desarrollo en los últimos años gracias a Petrobras pero ahora sufre la situación de la petrolera estatal, Mercadante admitió que pasará por un período de reestructuración.
Indicó que actualmente Brasil cuenta con nueve astilleros, que emplean a unos 69.000 trabajadores, pero reconoció que algunos de ellos “tal vez” no superarán el momento actual y que habrá un aumento del desempleo en el sector.
“No podemos afirmar que todos los astilleros sobrevivirán, pero los mejores seguirán”, declaró. Sin embargo, sostuvo que la situación actual “es mejor” que la que el sector vivía hace una década, cuando en el país había “sólo tres astilleros, con 7.465 empleados”.