La iglesia Católica de Ecuador consideró el miércoles que “no es el momento” para convocar a nuevas manifestaciones a favor o en contra del presidente Rafael Correa, cuando restan apenas cuatro días para la llegada del papa Francisco.
”No es el momento de manifestar nuestras ideas ni nuestros proyectos políticos. No es el momento de armar más polémicas y más divisiones” , señaló el padre David de la Torre, portavoz de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) para la visita del papa.
La iglesia se pronunció a raíz de los planes de la oposición y el oficialismo de movilizarse este jueves, y advirtió que la visita de Francisco del 5 al 8 de julio “no puede ser opacada por intereses particulares”.
“Vivimos en el país momentos importantes a nivel social, a nivel político, a nivel cultural. La visita del santo padre no puede ser opacada por intereses particulares”, sostuvo el portavoz en una conferencia de prensa.
El martes el presidente Rafael Correa convocó a sus simpatizantes a concentrarse frente a la sede de gobierno, en respuesta a los anuncios de la oposición de movilizarse el jueves en Quito.
Correa, quien enfrenta desde hace casi un mes protestas que exigen su salida del poder en rechazo a sus políticas, justificó el llamado ante la “irresponsabilidad” en la que según él incurrieron sus adversarios al planificar marchas en la antesala de la visita papal.
El mandatario agregó que en principio su partido había descartado responder en las calles a los llamados de nuevas protestas, pero que “lastimosamente” la oposición lo obligó a cambiar de decisión.
El portavoz de la CEE subrayó que Francisco no vendrá a Ecuador a “consagrar ninguna ideología política, ningún régimen político”. “El santo padre - agregó- vienen a nuestro país a anunciarnos a Jesucristo”.
Correa enfrenta desde el 8 de junio frecuentes protestas - en su mayoría pacíficas- en varios puntos del país al grito de “! Fuera Correa, fuera!” , en rechazo a sus políticas y al estilo de gobierno, que sus opositores tildan de prepotente.
Las movilizaciones tuvieron como detonante iniciativas para elevar impuestos a las herencias y a la plusvalía, pero devinieron en una crítica generalizada al gobierno.
Acosado por las protestas, Correa suspendió de forma temporal el trámite legislativo de los proyectos para preservar el “ambiente de paz” durante la visita de Francisco, tras denunciar que las movilizaciones son una “conspiración en marcha”.
Sectores empresariales, ricos y de clase media encabezan el inusitado movimiento de protesta al que se han sumado líderes de oposición, que consideran las medidas tributarias representan un castigo al patrimonio familiar y al éxito económico en una sociedad tradicionalmente conservadora.
Correa, por su parte, asegura que los suspendidos proyectos afectarán a menos de 2% de la población y que buscan estimular la redistribución de la riqueza.