La presidenta brasileña Dilma Rousseff anunciará un nuevo plan de infraestructuras que serán ofrecidas al sector privado, con la meta de captar las inversiones que el país necesita para capear su delicada situación económica.
El plan incluirá proyectos de modernización y construcción de aeropuertos, puertos, carreteras y ferrocarriles, cuyas obras serán ofrecidas durante los próximos meses a empresas privadas nacionales y extranjeras mediante un sistema de concesiones.
Empero ni el mecanismo de otorgamiento ni los valores han sido especificado, aunque de acuerdo con fuentes del sector privado puede abrir las puertas a inversiones de entre 130.000 millones y 170.000 millones de Reales (entre 41.269 y 53.968 millones de dólares).
Los detalles del plan fueron discutidos el domingo por la jefa de Estado y sus ministros del área económica, que durante unas nueve horas estuvieron reunidos en la residencia oficial de Rousseff.
No obstante, tras la reunión hubo un absoluto hermetismo y los detalles del programa han quedado pendientes para el martes, cuando la propia Rousseff encabezará un acto en el que será hecho el anuncio oficial.
Según fuentes del Gobierno citadas por la prensa local, en el área de carreteras serán ofrecidas obras para mejorar la circulación en al menos cuatro carreteras de las regiones sur y central del país.
En el caso de los aeropuertos, se incluirían planes de mejoras en los terminales de Porto Alegre, Fortaleza, Salvador y Florianópolis que pudieran ser licitados este mismo año y, en conjunto, supondrían inversiones por el orden de los 8.000 millones de Reales (unos 2.530 millones de dólares).
En relación al sector portuario, que según el propio Gobierno ha quedado obsoleto y debe ser objeto de una modernización, fuentes de la Secretaría Nacional de Puertos, organismo que tiene estatus de ministerio, han dicho que serían incluidas obras en unos treinta terminales, cuya gestión también sería ofrecida al sector privado.
También según la prensa local, el área de ferrocarriles será la que más proyectos contemplará, en función de la meta manifestada por el Gobierno de construir unos 10.000 kilómetros de vías férreas en los próximos años.
En ese sector, Rousseff cuenta desde ya con el interés de China, explicitado durante una reciente visita del primer ministro de ese país, Li Keqiang, quien ofreció a Brasil la experiencia china tanto en la financiación y la construcción de vías y trenes, como en la gestión de los ferrocarriles.
Con el nuevo plan de infraestructuras, Brasil se propone captar millonarias inversiones privadas, tanto nacionales como extranjeras, a fin de apuntalar una economía que en los últimos cuatro años ha dado fuertes señales de desaceleración.