El presidente de Bolivia, Evo Morales tomó juramento a los gobernadores de los nueve departamentos del país elegidos en comicios regionales, entre ellos a tres dirigentes opositores, y pidió acabar con la confrontación ideológica para trabajar en conjunto por el desarrollo nacional.
El mandatario celebró el acto en la Casa de la Libertad de la ciudad de Sucre, que es la capital constitucional de Bolivia, aunque la sede del Gobierno es La Paz.
“Que se acabe la confrontación, serán cinco años de trabajo pensando en la querida Bolivia”, destacó en su discurso Morales, quien en enero comenzó su tercer mandato consecutivo, hasta 2020.
Juraron los gobernadores oficialistas de las regiones de Cochabamba (centro), Iván Canelas; Chuquisaca (sureste), Esteban Urquizu; Beni (noreste), Alex Ferrier; Potosí (suroeste), Juan Carlos Cejas; Oruro, Víctor Hugo Vásquez, y Pando (norte), Luis Adolfo Flores.
También juraron las autoridades regionales de La Paz (oeste), el indígena aimara Félix Patzi; de Santa Cruz (este), Ruben Costas, y de Tarija (sur), Adrián Oliva, todos ellos de fuerzas opositoras.
Morales subrayó que tras las elecciones ahora debe terminar la confrontación ideológica para trabajar de forma conjunta y enfocados en el crecimiento económico y en la reducción de la pobreza.
Las elecciones regionales se celebraron a fines de marzo y a principios de mayo hubo segunda vuelta en dos departamentos: en Beni, donde el oficialismo ganó por primera vez por pocos votos, y en Tarija, donde se impuso la candidatura opositora.
Una de las tareas principales que esperan a los gobernadores es avanzar en el proceso de autonomías del país, ya que este año en cinco regiones se aprobarán estatutos autonómicos.
Morales propuso a los nuevos gobernadores formar sociedades entre el Estado y las regiones para hacer inversiones económicas con el propósito de que las utilidades se queden en el país, en lugar de buscar socios internacionales, privados o estatales.
Las elecciones regionales se desarrollaron en medio de polémicas y la confrontación, agravadas porque el Tribunal Supremo Electoral, cuyos miembros renunciaron la semana pasada, fueron acusados en su momento de manipulaciones para favorecer al oficialismo.
Entre sus actuaciones polémicas estuvo la suspensión de una candidatura opositora que era, según los sondeos, la favorita a ganar en Beni.
Los vocales electorales también anularon los votos obtenidos por un partido minoritario en Chuquisaca, lo que inclinó la balanza a favor de la postulación oficialista y evitó allí una segunda vuelta.