Gobierno colombiano y las FARC cerraron el viernes un nuevo ciclo de diálogos de paz en La Habana con tímidos avances sobre desminado y discusiones preliminares sobre un alto el fuego definitivo, en un momento en que las encuestas revelan la pérdida de confianza de los colombianos en el éxito del proceso.
“Una vez más los colombianos nos han enviado un duro mensaje a los miembros de la mesa de conversaciones. La mayoría de los ciudadanos, de acuerdo a las más recientes encuestas, no ve posible que lleguemos a un acuerdo”, señaló el jefe del equipo gubernamental, Humberto de la Calle.
“Hay impaciencia y escepticismo”, dijo sobre los sondeos de esta semana que revelan que el porcentaje de colombianos que no confía en que se firme la paz aumentó del 48 % al 56 % y los que defienden la negociación como mejor método para acabar con el conflicto caen del 43 % al 28 %.
La esperanza de paz de los colombianos se ha visto golpeada tras el fatal episodio del pasado 15 de abril, cuando murieron 11 militares en un ataque de las FARC en el suroeste del país, suceso ocurrido en medio de la tregua unilateral y definitiva que la guerrilla decretó en diciembre.
El jefe negociador del Gobierno señaló que la pérdida de respaldo de la ciudadanía a los diálogos es “un llamado de atención fuerte”, que las partes tienen “la obligación de atender”.
“Ojalá también las FARC escuchen el clamor ciudadano”, subrayó De la Calle, que indicó que el presidente Juan Manuel Santos ha dado instrucciones al equipo negociador para “impulsar metodologías que permitan avanzar de un modo más contundente en las conversaciones”.
La delegación del Gobierno también reclamó a la guerrilla un “compromiso mayor” para retirar a todos los menores de sus filas ante “las recientes denuncias del Ejército, el Instituto de Bienestar Familiar y la Defensoría del Pueblo sobre los continuos reclutamientos de menores”.
El Gobierno considera insuficiente la decisión de la guerrilla de no reclutar a menores de 17 años, anunciada en febrero, y les exige elevar ese requisito a los 18 años y excluir a todos los menores que ya integran las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Esas son las muestras que la sociedad necesita para recobrar la confianza en las conversaciones. Se requieren hechos no retórica”, resaltó.
Por su parte, el jefe negociador de las FARC “Iván Márquez” (alias de Luciano Arango Martín), reiteró su demanda de crear una asamblea constituyente para lograr “una paz creadora y reparadora”, “sin vencedores ni vencidos” y que “sirva de bálsamo para las dolencias nacionales, de candado jurídico definitivo y de garantía de seguridad personal y colectiva”.
Además, la guerrilla insistió en la necesidad de crear una comisión que investigue el fenómeno del paramilitarismo y en su aspiración de que en el próximo ciclo, que arrancará el 21 de mayo, se instale la Comisión de la Verdad, cuya misión será esclarecer y depurar las responsabilidades del conflicto armado.
Para ello, insisten en reclamar que se abran los archivos y se den a conocer las actas de los consejos de ministros “secretas desde los años veinte” y todos archivos que contengan documentos de inteligencia de las diversas agencias del Estado, “sin importar su instancia o procedencia”.