Con más de 16.000 soldados, blindados, aviones y un desfile militar en la plaza Roja de una magnitud inédita, Rusia celebra por todo lo alto el 70º aniversario de la victoria contra la Alemania nazi, una demostración de fuerza de Vladimir Putin.
Cada 9 de mayo conlleva su mensaje: si en 2014 el presidente ruso asistió a un desfile militar en una Crimea recién anexionada, este año estará bastante solo en la plaza Roja, rodeado de los dirigentes de Cuba, la India o China, pero sin un solo estadista europeo de primer orden.
Más popular que nunca en una Rusia patriótica, se ha convertido al cabo de año de conflicto en un paria para las democracias occidentales. Transcurrido un año desde el inicio de la crisis en Ucrania, la lista de invitados que confirmaron su asistencia al desfile ilustra el aislamiento de Moscú.
“Somos fuertes, no bromeen con nosotros, tal es el mensaje que el desfile mandará este año”, advierte Alexandre Baunov, investigador del Centro Carnegie de Moscú. “Rusia quiere decir a Occidente: ’Nos bastamos solos’”, agrega Igor Koroshenko, del Consejo Consultivo del Ministerio de Defensa ruso.
La gran mayoría de los dirigentes occidentales, sus aliados cuando se trataba de vencer a la Alemania nazi, declinaron estar el 9 de mayo en Moscú y le reprochan apoyar y armar a los separatistas pro-rusos en el este de Ucrania, extremo que Rusia niega de forma categórica.
Rusia puede contar sin embargo con la presencia del presidente cubano Raúl Castro, el chipriota Nicos Anastasiades, el chino Xi Jinping o el indio Narendra Modi. También estarán los dirigentes de los territorios georgianos separatistas de Abjasia y Osetia del sur, no reconocidos por la comunidad internacional.
Algunos también han optado por viajar a Moscú sin participar en las conmemoraciones, como el presidente checo Milos Zeman o el primer ministro eslovaco Robert Fico, que no asistirán al desfile, o la canciller alemana Angela Merkel, que llegará a la capital rusa al día siguiente.
De los 68 dirigentes invitados, sólo estarán presentes 22, a los que se sumarán el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y la directora general de la UNESCO, Irina Bokova.
Rusia celebra todos los años la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial el 9 de mayo -la capitulación se firmó la noche del 8 de mayo en Berlín, 9 de mayo hora de Moscú- con un gran desfile militar en la plaza Roja.
“Es un día de gloria, un día de orgullo para nuestro pueblo, un día que marca nuestra más alta veneración a una generación de vencedores” , declaró Vladimir Putin.
El aniversario de la victoria, por la que murieron al menos 27 millones de soviéticos, está considerada por un 42% de rusos como la fiesta más importante del año, por delante de la Navidad o sus propios cumpleaños, según un reciente sondeo del centro independiente Levada.
Por las avenidas del centro de Moscú, engalanadas con estrellas rojas y con el patriótico lazo de San Jorge, desfilarán más de 16.000 soldados rusos, acompañados por 194 unidades blindadas, 143 aviones y helicópteros y unos 1.300 militares extranjeros, sobre todo serbios, indios y chinos.
Los nuevos tanques Armata T-14 y un nuevo dispositivo de defensa aérea harán su aparición a lo largo del desfile, que permite demostrar cada año a Rusia su potencia militar restaurada. Moscú, que acostumbra a celebrar esta victoria con gran fasto, prometió que la ceremonia será este año aún más grandiosa que otras veces. La ausencia de los europeos no aguará la fiesta, aseguró el experto Alexandre Baunov.
“Comparando con los desfiles de 1995 y 2005, los dirigentes europeos estaban presentes en Moscú pero teníamos menos soberanía”, recuerda. “Este año, no estarán pero se ha reforzado nuestra soberanía”.