El Tribunal de Cuentas de Brasil (TCU), uno de los entes fiscalizadores de Brasil, apunta a irregularidades en la financiación del país al Gobierno de Venezuela para las obras de ampliación y remodelación del metro de Caracas, informó la revista de alcance nacional Epoca. Intervinieron personalmente en el acuerdo los ex presidentes Lula da Silva y Hugo Chávez.
Un informe del TCU, al que tuvo acceso Época, indicó que el préstamo de 747 millones de dólares otorgado por el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), la principal institución pública de fomento de Brasil, para que la constructora Odebrecht ejecutara las obras no obtuvo garantías crediticias.
Según la revista, el negocio se concretó el 26 de mayo de 2009 en la nororiental ciudad brasileña de Salvador, capital del estado de Bahía, entre los entonces presidentes Lula da Silva, de Brasil, y Hugo Chávez, de Venezuela.
Los documentos reservados del TCU, detalló la publicación, indicarían que la constructora y el Gobierno venezolano recibieron más dinero del que inicialmente contemplaba el proyecto, sin, además, presentar las garantías exigidas para esa cantidad de crédito por las propias normas del BNDES.
De acuerdo con la revista, el TCU vio “incompatibilidad entre los avances físicos y financieros del proyecto”, al BNDES entregar dinero sin el cumplimiento del cronograma de las obras.
Así -apuntó Época-, unos 201 millones de dólares fueron “anticipados sin justificativa en la regular evolución de la obra” de la línea Los Teques, el más caro de los proyectos en el metro de la capital venezolana.
Entre enero y abril de 2010, relató la revista, Odebrecht sólo había gastado el 8,15% del valor total del proyecto, pero seguía recibiendo de los recursos otorgados por el BNDES a través del Gobierno de Venezuela, encargado de realizar los pagos.
El plazo de 28 meses de la ejecución también fue considerado como “corto” por parte de los fiscales del TCU, que de acuerdo a la información de la revista, fueron impedidos por el BNDES de conocer detalles a fondo de los contratos.
Época señaló también que la operación que investiga el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, por medio del cual se sobrevaloraban contratos con constructoras para luego repartir el dinero entre políticos, tiene “fuertes evidencias” de que Odebrecht pagaba sobornos en el exterior.
Algunos de los acusados del caso, que hicieron un acuerdo de delación premiada a cambio de reducción de la pena, han confesado que recibieron propinas de la constructora en cuentas en el exterior.
En junio de 2011, fuera de la Presidencia de Brasil, Lula da Silva viajó a Venezuela para cumplir una agenda académica, pero según Época el propósito del viaje fue para encontrarse con Chávez y cobrar el pago del préstamo y hablar de los negocios de Odebrecht en ese país.
Lula da Silva, de acuerdo con la revista, viajó en compañía de Alexandrino Alencar, apuntado como uno de los encargados de hacer el “lobby” para la constructora, y el mismo que acompañó ese año al ex-presidente a Guinea Ecuatorial, donde Odebrecht también tiene negocios.
Odebrecht señaló a Época que no ofreció garantías al BNDES porque el préstamo había sido concedido al Gobierno de Venezuela y que la liberación de recursos ocurrieron en el plazo previsto y dentro de las reglas brasileñas.
Sobre el viaje de Lula da Silva a Venezuela, continuó la revista, Odebrecht manifestó que contrató a Lula apenas para realizar conferencias en ese país.