La presidenta brasileña Dilma Rousseff aprobó este martes una norma que mantiene hasta 2019 la fórmula utilizada actualmente para llevar a cabo el reajuste del salario mínimo.
La norma fue adoptada bajo lo que en Brasil se conoce como “medida provisional”, que es un decreto dictado por el gobierno pero que pierde vigor si el Parlamento no lo refrenda en un plazo de tres meses.
La actualización del salario mínimo en Brasil se realiza con base en la corrección de la inflación, medida por el Índice Nacional de Precios al consumidor (INCP) del año anterior, y la variación del producto interior bruto (PIB) de los dos años precedentes.
La jefa del Estado subrayó que el reajuste actual del salario mínimo, vigente desde 2011, permitió al país atravesar la crisis internacional sin que los trabajadores brasileños sufrieran sus efectos.
“Es importante que Brasil continúe con la política de valorización del salario mínimo, porque es el reconocimiento de que el crecimiento económico no se da en detrimento de los trabajadores”, comentó la presidenta durante la firma de la medida.
En su discurso, Rousseff volvió a defender las medidas de ajuste fiscal del Gobierno y reiteró que las dificultades que atraviesa el país “son coyunturales”.
Durante su investidura para el segundo mandato, el pasado 1 de enero, la mandataria prometió que el ajuste fiscal para enderezar la debilitada economía de Brasil sería realizado “con pocos sacrificios para los más pobres