El estado de salud de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que en 2009 fue operada por un cáncer linfático y sometida a un tratamiento con el que logró extirpar la enfermedad, fue elogiado por su médico tras los exámenes anuales de rutina.
“Ella está muy bien, mucho mejor que yo”, afirmó el cardiólogo Roberto Kalil Filho en declaraciones que concedió a periodistas tras los exámenes clínicos y la evaluación médica a que sometió a la jefe de Estado en el hospital Sirio-Libanés de la ciudad de Sao Paulo.
Esta fue la primera vez que la mandataria realizó una evaluación de su salud tras haber asumido el primero de enero pasado su segundo mandato de cuatro años, para el que fue reelegida en octubre de 2014.
Rousseff viajó este jueves a Sao Paulo específicamente para los exámenes médicos de rutina pero aprovechó su desplazamiento a la mayor ciudad del país para reuniones políticas.
Kalil Filho fue el mismo médico que operó a Rousseff, de 67 años, en abril de 2009 para retirarle un nódulo en un ganglio linfático de una axila, cuya biopsia permitió diagnosticar el linfoma.
La entonces ministra de la Presidencia y favorita de Lula da Silva para sucederlo en la jefatura del Estado pasó por un exitoso tratamiento preventivo de quimioterapia seguido por radioterapia que garantizó la eliminación definitiva del cáncer.
La gobernante se somete a exámenes periódicos desde entonces para controlar una posible reaparición de la enfermedad.
Después de los exámenes, Rousseff se reunió en un hotel de la zona sur de Sao Paulo con su antecesor y mentor político, en un encuentro de casi dos horas y que fue confirmado por el Instituto Lula, entidad orientada por el ex-presidente.
La reunión se produjo en medio de la grave crisis por corrupción en la petrolera estatal Petrobras, que salpica al gobernante Partido de los Trabajadores (PT); de las dificultades del Gobierno para consolidar el apoyo oficialista en el Congreso y de un panorama económico complicado para el país.