Apenas concluida la mediática gira del presidente chino, Xi Jinping, por América Latina, y lejos ya la del ruso Vladimir Putin, ahora es el turno de Japón. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, parte este viernes para una gira de once días por Latinoamérica y el Caribe que le llevará a México, Trinidad y Tobago, Colombia, Chile y Brasil.
El objetivo, según asegura Tokio, es desarrollar los lazos diplomáticos y comerciales con una región importante proveedora de recursos naturales y con un mercado de consumidores de creciente poder adquisitivo. Pero también busca aumentar influencias y recabar apoyos, especialmente para su candidatura a un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU el año próximo.
La visita es la primera de un jefe de Gobierno japonés a la región en diez años, desde la que efectuó Junichiro Koizumi en 2004. Según ha asegurado el portavoz del Ejecutivo, Yoshihide Suga, la región adquiere “una importancia cada vez mayor para la economía japonesa por su crecimiento económico y sus recursos naturales”. Los países de la zona “también son importantes socios que comparen valores básicos, como la libertad, la democracia y el estado de derecho, y juntos podemos contribuir a la paz y la prosperidad mundial”, ha añadido.
Japón ya cuenta con una importante presencia de sus empresas en la región desde las décadas de los 80 y 90, si bien esta inversión se estancó al tiempo que se enlentecía la economía del país. Pero a medida que la tercera economía del mundo recupera dinamismo, vuelve a prestar una mayor atención a la zona, según apunta Evan Ellis, investigador asociado del Center for Strategic and International Studies (CSIS) estadounidense.
Aunque los bancos japoneses, incluido el JBIC, no tienen en la actualidad los fondos de sus homólogos chinos, las empresas niponas tienen la ventaja de una mayor experiencia en la región y, podría decirse, generan un mayor nivel de confianza entre los latinoamericanos que sus contrapartes chinas, declara Ellis.
La primera etapa de la visita de Abe será México, país con el que Japón mantiene un acuerdo de libre comercio desde 2005 y un intercambio comercial bilateral en torno a los 22.000 millones de dólares anuales. El país asiático, tercera economía del mundo, ha invertido 12.000 millones de dólares en México, de los cuales la mitad ha llegado en los últimos tres años, y contempla con interés posibles oportunidades en las telecomunicaciones o la energía, tras la recién aprobada reforma del sector.
En Colombia, el primer ministro japonés tratará las perspectivas para dar un empujón al acuerdo de libre comercio que empezaron a negociar en diciembre de 2012 y que probablemente permitiría aumentar sus exportaciones a uno de los principales mercados de la región. Desacuerdos en áreas como la reducción de tarifas para productos como los automóviles o el acero han constituido hasta ahora obstáculos difíciles de salvar.
En Chile, un país con el que ya mantiene también un acuerdo de libre comercio, Abe abordará, entre otras cosas, el estado de las conversaciones sobre el futuro Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (TPP), la ambiciosa área de libre comercio a ambos lados del Pacífico en la que participarán una docena de países.
La etapa más significativa del viaje para Tokio será la última, Brasil. Japón es el quinto mercado para las exportaciones brasileñas y Brasil, el séptimo para las niponas. Abe tiene previsto reunirse con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff el primero de agosto. El diario japonés Yomiuri Shimbun ha publicado que el jefe del Ejecutivo nipón dará a conocer planes de su país para la mejora de las infraestructuras brasileñas, como carreteras o puertos, de cara a facilitar mayores exportaciones de grano.
La agencia japonesa Kyodo ha asegurado asimismo que ambos países podrían llegar a acuerdos en el sector petrolero. Según un borrador divulgado por esta agencia, Japón ofrecerá su tecnología para la construcción de super-plataformas flotantes destinadas al desarrollo de pozos petrolíferos. Estas plataformas, de unos 300 metros de largo por 100 de ancho, tendrían un coste de construcción de 50.000 millones de yenes (364 millones de euros).
También en Brasil, Abe ofrecerá un discurso en Sao Paulo en el que expondrá la política japonesa hacia América Latina. El momento del discurso será significativo, dado que ocurrirá apenas una semana después de que haya concluido una gira de Xi Jinping en la que los lazos de China con América Latina han quedado sustanciosamente reforzados. No solamente en el aspecto económico, también en el político, a través de acontecimientos como la cumbre de los BRICS en Fortaleza o en reuniones con países miembros de la CELAC (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe). Abe no querrá verse descolgado.
En este sentido, fuentes gubernamentales japonesas han indicado a la agencia de noticias japonesa Kyodo que parte del objetivo de la gira es lograr el apoyo de la región a las aspiraciones de Tokio a un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. La etapa clave para ello será Trinidad y Tobago, donde Abe participará en la primera cumbre entre su país y la CARICOM (Comunidad del Caribe). Cinco de los catorce miembros de esta organización regional no reconocen a la República Popular China, sino a Taiwán, y Abe quiere jugar esa carta.
Los medios oficiales chinos han dedicado una gran atención a la gira de Abe, que concluirá el 4 de agosto. Entre otros, el diario Information Times, que considera que lo que Japón busca es un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, asegura que el primer ministro no tendrá éxito.
“En 2005 Japón ya lanzó una campaña masiva para lograrlo, pero recibió la fuerte oposición de los países vecinos. Las posibilidades de ganar un asiento en el futuro próximo son ahora aún menores, dada la situación actual” de tensiones regionales, apunta.