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Gobierno de Brasil hace su mea culpa por incumplimiento de obras prometidas

Jueves, 26 de junio de 2014 - 09:40 UTC
“Nuestro sueño era entregar todas esas obras, pero eso no fue posible por muchas razones”, afirmó Carvalho “Nuestro sueño era entregar todas esas obras, pero eso no fue posible por muchas razones”, afirmó Carvalho
La construcción o reforma de estadios tuvo un costo sumado de 8.000 millones de reales (unos 3.636,3 millones de dólares) La construcción o reforma de estadios tuvo un costo sumado de 8.000 millones de reales (unos 3.636,3 millones de dólares)

El ministro de la Secretaría General de la Presidencia brasileña y uno de sus principales asesores, Gilberto Carvalho, admitió que el Gobierno está frustrado con las obras de movilidad que había prometido para el Mundial de fútbol Brasil 2014 y que no terminó a tiempo.

 “Nuestro sueño era entregar todas esas obras, pero eso no fue posible por muchas razones”, afirmó Carvalho en una entrevista a una red de radios al referirse a algunos corredores para autobuses, reformas de aeropuertos, trechos de metro y otras obras de movilidad aún en obras en las doce ciudades sedes del Mundial.

El ministro, un importante colaborador tanto de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, como del ex-mandatario Lula da Silva, admitió que muchas obras quedaron inacabadas porque el Gobierno fue ambicioso en su planificación y chocó con problemas como la obtención de licencias ambientales y demorados procesos de expropiación.

“Fuimos ambiciosos y quisimos aprovechar el evento para ofrecerle muchos beneficios efectivos a las ciudades sede, no tanto para el Mundial, y cambiarle la cara a esas ciudades”, afirmó.

“Guardamos la frustración de no haber entregado todo, pero lo esencial conseguimos entregarlo. Lo mejor hubiera sido entregarlo todo, pero en todas las ciudades sede por lo menos resolvimos los problemas de movilidad”, agregó.

Según Carvalho, ninguna de las obras inacabada ha sido paralizada y la intención es poder concluirlas en los próximos meses.

De acuerdo con un balance de la organización no gubernamental Cuentas Abiertas, tan sólo el 51,7 % de los proyectos de movilidad urbana y de las obras para ampliar los principales aeropuertos del país fue concluido a tiempo para el Mundial, que comenzó hace dos semanas.

Carvalho dijo que, además de la ambición del Gobierno, que puso en marcha un gran número de obras, los atrasos obedecieron a problemas como la demora en la obtención de las licencias ambientales, a los largos procesos de expropiación y hasta dificultades en la propia administración de los proyectos.

El ministro también respondió a las críticas de las organizaciones que acusan al Gobierno de haber desperdiciado muchos recursos públicos en la organización de una competición deportiva de carácter privado y que supuestamente podrían haber sido mejor destinados a inversiones en salud y educación.

De acuerdo con el funcionario, el gobierno federal de Brasil gastó 25.000 millones de reales (unos 11.363 millones de dólares) en los preparativos para el Mundial, incluyendo la construcción y reforma de los estadios y todas las obras de infraestructura prometidas.

Agregó que ese total es pequeño en comparación con los 800.000 millones de reales (unos 363.636,4 millones de dólares) que el Gobierno invirtió en educación y en salud en Brasil desde 2010.

“Podemos decir con tranquilidad que los recursos destinados al Mundial fueron bien invertidos y que no hay ninguna ciudad sede que no haya sido beneficiada con la ampliación de sus aeropuertos o avenidas o sistemas de transporte”, dijo.

Agregó que la construcción o reforma de estadios tuvo un costo sumado de 8.000 millones de reales (unos 3.636,3 millones de dólares), de los que la mitad fue gastada por gobiernos regionales y municipales y la otra mitad financiada por un banco estatal.

“Pero quien solicitó ese dinero (prestado del banco estatal) tendrá que devolverlo, aunque con intereses baratos”, afirmó.

Según Carvalho, el Mundial le permitió a Brasil generar cerca de un millón de empleos en los últimos años y atraer un número de turistas extranjeros significativamente alto y cuyos gastos compensarán las inversiones.