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Gobierno chileno rechaza megaproyecto energético de cinco represas en Patagonia

Miércoles, 11 de junio de 2014 - 02:09 UTC
 El proyecto lleva siete años en tramitación y es fuertemente resistido por grupos ambientalistas El proyecto lleva siete años en tramitación y es fuertemente resistido por grupos ambientalistas
Hidroaysén es un proyecto de la chilena Colbún (49%) y Endesa (51%), generadora española controlada por la italiana Enel Hidroaysén es un proyecto de la chilena Colbún (49%) y Endesa (51%), generadora española controlada por la italiana Enel

El gobierno chileno rechazó este martes por su impacto ambiental el polémico megaproyecto Hidroaysén, de la española Endesa y la chilena Colbún, para construir cinco represas hidroeléctricas en la Patagonia chilena, decisión que la empresa puede apelar.

 “El comité de ministros ha decidido acoger los recursos de reclamación presentados por la comunidad y dejar sin efecto la Resolución de Calificación Ambiental del proyecto Hidroaysén” , dijo el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier.

La empresa tiene ahora 30 días para recurrir la decisión del gobierno ante un Tribunal Ambiental, y en última instancia, ante la Corte Suprema, abriendo un nuevo flanco judicial que deja incierto el futuro de la iniciativa, de unos 3.200 millones de dólares de inversión.

El proyecto lleva siete años en tramitación y es fuertemente resistido por grupos ambientalistas que denuncian el daño que haría a un paisaje virgen con la inundación de 5.900 hectáreas mediante cinco represas sobre los ríos Pascua y Baker.

Los ministros de Energía, Minería, Salud, Agricultura, Medio Ambiente y Economía votaron de forma unánime contra el proyecto, que a su juicio no cuantifica de forma adecuada su potencial impacto ambiental.

Hidroaysén “adolece de faltas importantes en su ejecución al no tratar con el debido cuidado y con la debida atención aspectos relacionados con las personas que ahí viven” , dijo el ministro de Energía, Máximo Pacheco.

Hidroaysén es un emprendimiento de la chilena Colbún (49% de la propiedad) , y Endesa (51%) -generadora española controlada por la italiana Enel-, que pretende inyectar unos 2.750 megavatios (MW) a la capacidad instalada de Chile (17.500 MW), un país netamente importador de energía.

La energía también es crucial para Chile y su principal industria y exportación, el cobre que demanda mucha electricidad para la elaboración de los lingotes.

Tiene pendiente además someter a evaluación ambiental el proyecto para construir una línea de transmisión de unos 2.000 kilómetros de extensión para transportar energía al centro y el norte del país, donde se concentra la población y las principales mineras, las empresas más necesitadas de energía.

Las mega-represas habían sido aprobadas a nivel ambiental en 2011, pero la empresa y las comunidades presentaron un nuevo pliego de 35 reclamaciones, que el gobierno de Sebastián Piñera -acosado por fuertes manifestaciones- tardó dos años en resolver.

La falta de inversión de las generadoras eléctricas en los últimos años y la baja competencia en el sector han reducido el suministro y duplicado los precios de la energía en Chile. Las generadoras eléctricas y el empresariado, que reclama por los altos costos de la energía, pidieron que no se renuncie a la electricidad originada en cursos fluviales, uno de los potenciales energéticos del país.

Chile tiene una matriz principalmente térmica (62%). Bachelet apuesta por un mayor peso del gas natural y de las energías renovables no tradicionales, para dejar atrás la prolongada discusión sobre Hidroaysén

El proyecto de Hidroaysén enfrentó una vez más las necesidades del país por más energía limpia y la lucha por la conservación de un paraje prístino y aislado, de grandes cadenas montañosas que llegan hasta los canales patagónicos y que cuenta con un incipiente polo turístico.

“¡Patagonia sin represas!”, celebraban los vecinos de Coyahique (Aysén), 1.300 km al sur de la capital, mientras en Santiago los ambientalistas abrían botellas de champaña.

“Es un éxito de la ciudadanía del país que se movilizó para defender un territorio”, dijo Patricio Rodrigo, secretario del Consejo de Defensa de la Patagonia, quien agregó que el rechazo a Hidroaysén “pone un imperativo como país de avanzar en un instrumento que sea capaz de conciliar intereses económicos, sociales y ambientales en los distintos territorios”.