La presidenta Dilma Rousseff ordenó el aumento de salarios de la Policía Federal luego de que el sindicato que representa a los agentes amenazó con realizar una huelga durante la Copa del Mundo de fútbol que comenzará dentro de 9 días.
El Ejército a su vez anunció el despliegue de 4.000 efectivos para el día de la inauguración del Mundial.
El gobierno decretó un aumento promedio del 15,8% a los policías federales, que resolvieron suspender las medidas de fuerza anunciadas, mientras continúan en pie las amenazas de algunas policías provinciales de los 12 estados sedes.
“No vamos a realizar huelgas debido al acuerdo como por las decisiones del Supremo Tribunal Federal y el Supremo Tribunal de Justicia que las clasificaron ilegales”, dijo Luis Antonio Boudens, de la Federación Nacional de Policías Federales.
Cada una de las 32 selecciones que tomarán parte del Mundial tendrá asignado un comisario de la Policía Federal que las acompañará desde su arribo hasta dejar el país.
Brasil realizará una Copa “segura”, declaró en los últimos días Rousseff, quien el lunes recibió en Brasilia al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, con quien mantuvo una reunión reservada de 40 minutos.
El incremento de salario dispuesto por Rousseff demandará el desembolso extra de unos 165 millones de dólares del presupuesto de la Unión, informó el martes el diario Folha de Sao Paulo.
El gobierno desembolsó unos 940 millones de dólares para costear la modernización del armamento y el dispositivo de seguridad, que contará con unos 170.000 hombres de la Policía Federal y estaduales además de miembros de las Fuerzas Armadas.
Por su parte el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Brasil, General José Carlos De Nardi, anunció que el Ejército desplegará 4.000 efectivos en Sao Paulo donde comenzará a disputarse la Copa del Mundo.
Los soldados “estarán apostados en puntos estratégicos de Sao Paulo, principalmente en los que sea necesaria la seguridad VIP”, declaró el general José de Nardi, según publicó hoy el diario Folha de Sao Paulo.
Algunas avenidas paulistas y las proximidades del estadio Itaquerao, donde el 12 de junio Brasil y Croacia jugarán el duelo de apertura, tendrá hombres del Ejército y si “ellos son atacados van a responder”, advirtió De Nardi.
La presidenta Dilma Rousseff acordó con el gobernador paulista, Geraldo Alckmin, que 4.000 militares participen en la seguridad de Sao Paulo, que será la sede de apertura del Mundial en el estadio Itaquerao, ubicado en la zona este de la capital.
En esa región de la capital paulista hay varias favelas y unos 5.000 miembros del Movimiento de Trabajadores Sin Techo que se asentaron en un terreno baldío y prometieron rodear el Itaquerao durante el evento.
El acuerdo entre Rousseff y el gobernador Alckmin modificó el plan de seguridad diseñado meses atrás por el gobierno federal que contemplaba la presencia de militares en alerta en los cuarteles y descartaba su eventual actuación en manifestaciones.
Las “Fuerzas Armadas actuarán de forma suplementaria a las fuerzas de seguridad pública” paulistas, pero si es necesario entrarán en acción, explicó el ministro de Justicia, José Eduardo Cardoso.