La demanda de gas natural en Brasil registró un nuevo máximo histórico en abril por segundo mes consecutivo como consecuencia del aumento del consumo eléctrico y del bajo rendimiento del sector hidroeléctrico, principal fuente de energía eléctrica del país, informaron fuentes empresariales.
Según cifras de la Asociación Brasileña de Empresas Distribuidoras de Gas Canalizado (ABEGAS), el consumo diario de gas alcanzó los 77,2 millones de metros cúbicos en abril, un 3,3 % más que en el mes anterior y el mayor dato desde que se mide la distribución de gas natural en Brasil en 1991.
El sector de la generación eléctrica (principalmente el termoeléctrico) fue el principal responsable de este aumento, registrando una subida del 4,8 % respecto al mes anterior y del 38,7 % en comparación con el mismo período de 2013.
Los hogares brasileños también mostraron un fuerte incremento en el uso de esta fuente de energía en comparación a abril de 2013 (+9,2 %), seguidos del segmento comercial (+7,2 %) y la industria (+0,8 %), según datos facilitados por ABEGAS.
En marzo de este año el Operador Nacional del Sistema Eléctrico de Brasil (ONS), responsable de coordinar la generación y transmisión de energía en el sistema eléctrico nacional, decidió ampliar el uso de energía termoeléctrica para suplir el escaso potencial de las plantas hidroeléctricas, cuyas reservas de agua están en niveles mínimos.
Al mismo tiempo en que las regiones de Brasil en las que se concentran las hidroeléctricas sufren una de las peores sequías de las últimas décadas, el Gobierno prevé un mayor consumo eléctrico en los próximos meses debido a la celebración del Mundial de fútbol y a la bajada de temperaturas en el sur del país por la llegada del invierno austral.
El mes pasado el ONS afirmó que el país cuenta con reservas suficientes para responder a la demanda eléctrica hasta noviembre.
Las niveles de agua del sistema hidroeléctrico brasileño, responsable de dos tercios de la producción eléctrica nacional, están al 29,5 % de su capacidad, los más bajos desde 1931, según la estatal Empresa de Pesquisa Energética.
En respuesta a este problema, el ejecutivo de Dilma Rousseff puso en marcha algunas medidas para reducir el consumo de agua y alejar el “fantasma” del racionamiento, que abarcan desde descuentos en la factura para usuarios que ahorren el líquido hasta la inversión en fuentes de energía alternativa, y un mayor gasto público en infraestructura energético.