Grupos ecologistas arremetieron este viernes contra Japón, acusándole de desafiar a la opinión pública mundial después de que este país importara 2.000 toneladas de carne de ballena congelada de Islandia. El cargamento fue descargado el jueves del barco en el que había viajado desde Islandia a Osaka, declaró Junichi Sato, miembro de Greenpeace Japón.
El barco había salido de Islandia en marzo cargado con el equivalente a casi todas las importaciones de este país del norte de Europa durante los últimos seis años, según grupos ecologistas e informaciones de prensa.
Un responsable del puerto de Osaka confirmó la llegada del barco. “El carguero ’Alma’ llegó el 7 de mayo y fuimos informados de que transportaba carne de ballena para descargar en Osaka”.
Greenpeace se declaró sorprendido por el tamaño del cargamento.
“No entendemos por qué Japón tuvo qué importar tal cantidad de carne de ballena”, señaló Sato, precisando que representaba casi dos tercios del consumo anual del país. “Sea lo que sea, nos oponemos a esos cargamentos”, agregó.
Islandia y Noruega son los dos únicos países que no respetan abiertamente una moratoria sobre la comercialización de la ballena que data de 1986.
Islandia consume poca carne de ballena pero alimenta el mercado japonés, que también declina desde hace algunos años.
El pasado 31 de marzo, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el órgano judicial supremo de las Naciones Unidas, ordenó a Japón que cesara la caza de ballenas en el océano Antártico.
Con su veredicto, la CIJ le dio la razón a Australia, que recurrió a ella en 2010 afirmando que Japón practicaba la caza ballenera con objetivos comerciales, pretextando un programa de investigación científica.
Tokio anunció casi de inmediato su intención de acatar el fallo y canceló la campaña 2014-2015 prevista en el Ártico. El 18 de abril precisó que iba a revisar su programa de pesca “científica” para presentárselo a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) el próximo otoño.