La justicia brasileña absolvió al ex-presidente y actual senador Fernando Collor de Mello (1990-1992) de supuestos delitos cometidos durante su mandato, que fueron juzgados más de 20 años después. En su sitio web, la Corte Suprema, que tomó el caso por su condición de parlamentario, “juzgó improcedente la acción penal” contra Collor “por la supuesta práctica de los delitos de falsedad ideológica, corrupción pasiva y desvío de dinero”.
La magistrada Carmen Lúcia Antunes Rocha, relatora del caso, y su revisor, Dias Toffoli, “juzgaron improcedente la acción por falta de pruebas sobre la autoría y materialización de los delitos”, añadió la nota.
El resto de los magistrados acompañó el voto. Algunos jueces incluso se pronunciaron únicamente respecto del delito de desvío de dinero público porque consideraron que los otros dos casos ya habían prescrito.
“Castigar a alguien en 2014 por hechos ocurridos en 1991, en mi visión, sería casi que castigar a otra persona, pasado tanto tiempo”, estimó el magistrado Luis Roberto Barroso.
La fiscalía aseguraba que Collor había favorecido a empresas de publicidad mediante la firma de contratos con el gobierno a cambio de sobornos. Según la fiscalía, el ex-gobernante usó ese dinero para pagar la pensión alimentaria de un hijo extramatrimonial.
La denuncia contra Collor llegó a la justicia en 2000. En 2007 el ex-presidente fue electo senador hasta 2015 por el Partido Laborista Brasileño, por lo que su caso fue juzgado por el STF.
El presidente del STF, Joaquim Barbosa, aseguró que el atraso en el juicio es “un retrato de cómo funciona la justicia penal brasileña”, citado por el sitio de noticias G1.
El 12 de diciembre de 1994, el ex-presidente Collor, hoy con 64 años, fue absuelto por ocho de los 11 miembros del STF por falta de pruebas de las denuncias de corrupción pasiva, que provocaron su juicio político en el Senado en diciembre de 1992.
Collor de Mello, que hizo declaraciones sobre esta decisión, fue el primer presidente electo por voto directo tras el régimen militar (1964-85) .
Llegó al poder con 40 años, un pequeño partido, una estruendosa campaña y mensajes mediáticos que le permitieron imponerse a los políticos tradicionales y a Lula da Silva, el obrero sindicalista que no sería presidente hasta 2003.
Desgastado por un plan de estabilización de la economía que puso a la población en su contra, Collor de Mello cayó en medio de manifestaciones de jóvenes con las caras pintadas, por denuncias de que su ex-tesorero de campaña, Paulo Cesar Farías, había montado un sistema de corrupción.
Tras 180 días de proceso fuera del cargo y ser sustituido por el vicepresidente Itamar Franco, Collor de Mello renunció el 29 diciembre de 1992 cuando el Senado se aprestaba a votar su ’impeachment’ (juicio político) .
Brasil, que tiene un largo historial de impunidad y de manejos oscuros en la política, juzgó a finales de 2012 un sonado caso de corrupción que terminó condenando a 25 personas, incluidas importantes figuras del Partido de los Trabajadores del ex-presidente Lula da Silva.