Los cuarteles de las mayores guarniciones de Bolivia se quedaron sin suboficiales ni sargentos este lunes pues se han declarado en paro y acusan de “soberbia” a sus mandos por negarse a negociar cambios en la ley orgánica de las Fuerzas Armadas.
El presidente de la asociación de suboficiales y sargentos, Johnny Gil Leniz, informó que unos 10.000 militares de baja graduación iniciaron un paro indefinido y convocó a sus camaradas de las tres fuerzas a unirse a la medida de presión. Gil informó que “se rompe el diálogo con el alto mando por la soberbia de los comandantes en jefe y de los comandantes de fuerza” y anunció que en adelante sólo dialogarán con el presidente Evo Morales y su ministro de Defensa, Rubén Saavedra.
En forma paralela, esposas de suboficiales y sargentos acantonados en Cochabamba y Santa Cruz instalaron sendos piquetes de huelga de hambre. “Pedimos que cesen los procesos y que el legislativo debata una nueva ley”, explicaron.
Sandra López, presidenta de la asociación de esposas de suboficiales y sargentos, dijo que “no vamos a permitir ninguna baja ni represalia a ningún sargento o suboficial. Nosotras vamos a estar frente a ellos como escudo”.
La representante de la defensoría del pueblo en La Paz, Teófila Guarachi, informó que esa institución aceptó mediar en el conflicto a pedido de los suboficiales, después de recibir denuncias de represalias contra los suboficiales.
Guarachi dijo que su jefe nacional, Gregorio Lanza, “está a cargo de abrir canales de diálogo. En principio estamos en conversación con el comandante en jefe”.
Suboficiales y sargentos piden cambiar la ley orgánica de las Fuerzas Armadas en procura de eliminar “la discriminación y el racismo” en los cuarteles y recibir un trato similar al de los oficiales.
Exigen, además, garantías de cese de represalias, como la expulsión de 60 suboficiales y sargentos que estudiaban en la Escuela Militar de Ingeniería y algunos cambios sorpresivos de destino. La protesta comenzó el lunes por la mañana fuera de los cuarteles, cuando los militares expulsados de la escuela de ingeniería, justamente, izaron la bandera nacional en una plaza céntrica de La Paz para hacer pública su denuncia.
Según Gil, el acto fue “una convocatoria abierta a la población para que apoye” sus reivindicaciones que buscan “descolonizar” a las Fuerzas Armadas.
Uno de los militares que pidió reserva de su nombre dijo que “solamente estamos cumpliendo con todas las cosas que dice el presidente en sus discursos” en relación a la eliminación del racismo y la discriminación.
Entre sus reivindicaciones está igualdad de posibilidades de capacitación con la perspectiva de ascender en base a su capacitación académica, además de eliminar trato discriminatorio salarial, de uniformes y vivienda respecto a los oficiales.
El ministro de la presidencia, Juan Quintana, reconoció que la tarea de descolonización “forma parte de la Constitución” y es “una política de Estado”.
Pero al mismo tiempo, recordó sus “obligaciones como miembros de una institución, pues si no quiero ser sargento y quiero ser oficial, lo que hago es prepararme para ir al colegio militar y si quiero ser sargento para ir a la escuela de sargentos”.
Según Quintana, que tiene formación militar, eliminar los grados rompería la “ley de gravedad, que en otros términos es la jerarquía” pues si “uno va a la guerra, tiene que haber un general que mande y un soldado que obedezca”.
Al margen, los suboficiales y sargentos exigen eliminar el maltrato que reciben de la oficialidad. “He sido discriminado. Me querían hacer desertar con castigos corporales”, denunció uno de ellos. Otro sostuvo que estudió en Venezuela como oficial técnico pero cuando retornó “no quisieron homologar mi título porque no ingresé mediante la Escuela de Sargentos”.