La inflación en Brasil permanece alta pese a una moderación marginal, y las autoridades deberían mantenerse vigilantes para minimizar sus riesgos, según las minutas de la más reciente reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central, publicadas esta semana.
El banco central subió la tasa de interés referencial Selic en 25 puntos básicos, a un 10,75% la semana pasada, desacelerando el ritmo de endurecimiento monetario para evitar dañar a una frágil economía.
En las minutas, el banco reiteró que los efectos de la política monetaria sobre la inflación se producen con desfase, pero que su impacto es acumulativo. La autoridad agregó que existen evidencias de tensión y de volatilidad en los mercados de divisas.
El Banco Central, que en 2012 redujo las tasas a mínimos históricos, se ha visto obligado a subirlas en 350 puntos básicos desde fines de abril para lidiar con una escalada en la inflación, que empezó a frenar el consumo en la mayor economía de América Latina.
Las tasas de interés ahora están nuevamente muy cerca del nivel de hace tres años, cuando Dilma Rousseff asumió la presidencia con la promesa de bajar los costos del endeudamiento.
Aunque los bancos centrales de otras naciones emergentes recién han empezado a subir sus tasas para contener el nuevo éxodo de capital extranjero, el banco central brasileño ha señalado que su ciclo de endurecimiento económico estaría llegando a su fin.
Un tipo de cambio más estable y una inflación más moderada aliviaron la presión sobre la autoridad para que siguiera subiendo agresivamente las tasas.